OBITUARIO

Alfredo Kraus, el tenor que vivió entre nosotros

Los vínculos de Alfredo Kraus con Lanzarote se estrecharon cuando, en agosto 1984, supimos que se había hecho construir una residencia en el Barranco del Quíquere.

Alfredo Kraus, el tenor que vivió entre nosotros

Cuarenta años antes de su muerte, en agosto de 1959, Alfredo Kraus inauguraba su presencia entre los lanzaroteños, aunque no físicamente, puesto que en el cine Atlántida de Arrecife se proyecta ‘Gayarre’, una película biográfica del prestigioso cantante de ópera de finales del siglo XIX, Julián Gayarre, encarnado por Alfredo Kraus y que supone su debut como actor. El tenor nacido en Las Palmas de Gran Canaria aún no sabía que acabaría veraneando y viviendo entre nosotros.
 
Agosto es un mes que Kraus reservaría largos años para esta isla y el primitivismo que tanto le cautivó. A partir de 1971 y junto a su familia, mantendría una cita anual con Lanzarote y se convertiría en cliente habitual de los bungalows del Hotel Los Fariones. Desde entonces, “las vacaciones serias” serían en Lanzarote y en agosto, a menudo acompañado por su amigo y compañero de profesión Agostino Ferrin y su familia. La presencia último caballero de la lírica mundial sería habitual no sólo en el hotel y sus instalaciones, sino en diversos eventos sociales y culturales.
 
En 1973 se celebra en la Sociedad Torrelavega uno de los primeros encuentros de carácter ecologista y de defensa del medioambiente en la isla, con la asistencia, entre otros, de César Manrique y Alfredo Kraus. El tenor participaría asimismo en algún acto reivindicativo de corte medio ambiental, como sería una de las concentraciones que tuvo lugar en la playa de Los Pocillos en agosto de 1988, a la que acude convocado por César Manrique.
 
El tenor actuó en dos ocasiones en el Auditorio de Jameos
 
La figura más grande de la lírica española de la segunda mitad de siglo XX y uno de los más importantes del belcantismo mundial se enamoró definitivamente de la isla en febrero de 1969, tras pasar seis días junto a Agostino Ferrin y las esposas de ambos. “Gratamente impresionados con Lanzarote”, tituló el periodista Guillermo Topham ‘Guito’ la crónica de aquella estancia en el semanario ‘Antena’. Poco después, en junio, anuncia que Alfredo Kraus y su familia pretenden pasar una semana en Playa Blanca y “que piensa hacerse una casa” aquí.
 
Pero no sólo le vimos en la playa, en algunos restaurantes o por la calle. Los amantes del bel canto en la isla pudieron disfrutar de la voz del tenor en dos ocasiones. En abril de 1983 actuó en el Auditorio de Jameos del Agua acompañado la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria. En 1990 regresó a Jameos y, con la misma compañía, ofreció un repertorio compuesto por arias de óperas de Mozart, Donizetti o Massenet y que cerró con el pasodoble ‘Islas Canarias’.
 
Los vínculos de Alfredo Kraus con Lanzarote se estrecharon cuando, en agosto 1984, supimos que se había hecho construir una residencia en el Barranco del Quíquere, en el municipio de Tías, lo que le permitió sentirse más próximo a “una isla primitiva y muy bella que espero que no se estropee con el tiempo”. Lo que más gustaba al tenor de las gentes de Lanzarote es que “respetan la intimidad”, algo que había perdido en su tierra natal, Gran Canaria, “porque tengo más compromisos y descanso menos que aquí”.
 
Da su nombre al pasaje peatonal de la Escuela de Arte Pancho Lasso
 
A finales de los ochenta, su nombre se vinculó al auditorio que impulsó en el sur Honorio García Bravo, entonces alcalde de Yaiza. Estuvo a punto de conseguirlo y, para ello, incluso logró llamar la atención y traer a la isla al propio ministro de Cultura de la época, el escritor Jorge Semprún.
 
Alfredo Kraus Trujillo (Las Palmas de Gran Canaria, 1927 - Madrid, 1999) supo escoger un repertorio apropiado para su magnífica voz, lo que, junto a la perfección de su  técnica, le permitió cantar hasta el final en plena posesión de sus facultades vocales. Se especializó en la ópera francesa e italiana del siglo XVII. En 1991 le fue otorgado el Premio Príncipe de Asturias de las Artes.
 
La ciudad de Arrecife lo recuerda al dar su nombre al pasaje peatonal situado en la fachada principal de la Escuela de Arte Pancho Lasso, y mediante la celebración de un concierto homenaje en verano, pero cuya edición de 2018 no se llegó a celebrar.
 
Alfredo Kraus ha recibido en estos días muestras de afecto y devoción por parte de sus innumerables y fieles seguidores. Falleció en su casa de Madrid el 10 de septiembre de 1999, a los 71 años de edad. “Con su desaparición, se ha abierto en el firmamento de la lírica un grande y doliente agujero negro”, se escribió entonces. Y así es todavía.

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