LUGARES
Lago Martiánez, la mano de César en Tenerife
Lago Martiánez es una obra admirable con la que el genio creativo de César Manrique cautivó a los tinerfeños. En 2017 cumplió 40 años.
Una de las razones por las que existe una relación de recíproca simpatía entre Tenerife y Lanzarote no se debe a las secuelas del centralismo provincial o al pleito insular, sino a César Manrique. Más conocido como Lago Martiánez, el complejo Costa de Martiánez del Puerto de la Cruz es una admirable obra con la que el genio creativo de César cautivó a los tinerfeños. Desde entonces, nos adoran (más). El pasado 30 de abril cumplió 40 años de vida.
De titularidad municipal, el Lago Martiánez alberga un conjunto de jardines y piscinas artificiales con una capacidad de 27.000 metros cúbicos de agua y ocupa una superficie de cien mil metros cuadrados, unos trece campos de fútbol. Fue declarado Bien de Interés Cultural en 2005 con categoría de Jardín Histórico. Diario de Avisos publicó en abril pasado una crónica que recoge que su construcción surgió por casualidad una tarde de 1970, cuando un grupo de amigos intercambiaban opiniones sobre las mejores alternativas para esa zona costera. “Manrique, con cuatro rayas, trazó las líneas maestras y dio la solución”, recuerda el historiador portuense, Melecio Hernández. Junto a Manrique participaron dos de sus más estrechos colaboradores y amigos, los ingenieros Juan Alfredo Amigó y José Luis Olcina, así como el constructor Luis Díaz de Losada.
En diferentes rincones del recinto, Manrique dejó su huella con siete esculturas
En un lugar de bajíos, en la abrupta costa portuense orientada a barlovento, se propuso una intervención que resituara este enclave turístico en la industria turística de los años setenta del siglo pasado. Pionero en Canarias desde el siglo XIX, el Puerto de la Cruz tenía un problema: carecería de playas y de un litoral atractivo para el turismo de masas y corría el riesgo de dejar de ser competitivo. La construcción del Lago era el gran revulsivo que necesitaba la ciudad para volver a despegar.
La inversión alcanzó los 300 millones de las antiguas pesetas y salió íntegramente de las arcas municipales. La instalación responde a la concepción de Manrique de aunar arte y naturaleza. Alrededor de un lago central artificial se distribuyen varias piscinas, jardines, terrazas y restaurantes. La piedra y el blanco protagonizan el espacio. En diferentes rincones del recinto, Manrique dejó su huella con siete esculturas: Los Alisios, La Jibia, Barlovento, Homenaje al mar, Raíces, Homenaje a Willian Reich y Demios.
Lago Martiánez fue visitado por más de 400.000 personas en 2016
Transcurridas cuatro décadas, el tiempo se ha encargado de demostrar que era y es un proyecto necesario para una ciudad que sigue luchando contra las barreras que le impone la costa, el mar y el viento en el norte de Tenerife. La mejor prueba del éxito son los miles de usuarios que registra cada año el Lago Martiánez, y que en 2016 alcanzó la cifra de 407.451 personas de pago. La instalación es explotada por una empresa privada.
La Fundación César Manrique, encargada de conservar la obra y el legado del artista, considera que, desde el punto de vista arquitectónico, el mantenimiento del Lago Martiánez y las esculturas que alberga “no es el idóneo” ya que existen importantes déficits “que es necesario corregir”, señala el conservador Fernando Ruíz. Sostiene Ruíz que es habitual que se realicen obras públicas que, luego, “no tienen un mantenimiento adecuado en el tiempo”. Su adecuada conservación es “el mejor homenaje” que la ciudad le puede hacer al artista en el cuarenta aniversario de la instalación.