El Charco del Palo cuenta con 156 residentes que moran en más de un centenar de viviendas situadas en medio de la nada, en la abrupta costa de Mala. La inmensa mayoría (136) puede desnudarse en el municipio en el que habitan, Haría. Los demás (20) no pueden hacerlo porque una ordenanza del Ayuntamiento de Teguise lo prohíbe. Lo mismo sucede con los escogidos visitantes que acuden a este pueblo. La incongruencia radica en que el Charco del Palo pertenece a dos municipios. La zona norte está adscrita a Haría, donde no hay problemas con el nudismo. El resto depende de Teguise, donde esa práctica se ha prohibido expresamente. El centro naturista, con cerca de cinco décadas de antigüedad, parece que no corre peligro de perder su razón de ser debido al dispar punto de vista de dos alcaldías nacionalistas.
Pionero en su género, el Charco del palo fue el primer centro naturista oficial constituido en Canarias, y fue fundado alrededor del año 1973 por un empresario alemán llamado Gregor Kaiser. Su idea era crear una urbanización vacacional dedicada el naturismo y encauzada hacia quienes, entre sus compatriotas, profesaran el naturismo, una filosofía que preconiza el empleo de los agentes naturales para la conservación de la salud y el tratamiento de las enfermedades. Lo habitual es que los naturistas sean, además, nudistas, es decir, que se muestren totalmente desnudos en público, especialmente por considerar que la desnudez completa es conveniente para un adecuado equilibrio físico y espiritual. Para el naturista, el nudismo es una forma de vida con la que afrontar cada día, una manera de desnudarse en cuerpo y alma. Incluso los niños pequeños asumen la desnudez como algo normal en este tipo de familias.
“El Charco del Palo ha sido declarado oficialmente pueblo nudista por el Ayuntamiento de Haría en el presente 2017”
El emplazamiento de este centro, apartado de cualquier ruta, lo convierte en un lugar ideal para vivir el naturismo de una forma recogida, discreta y sin ocasionar conflictos. Los visitantes proceden, sobre todo, del centro y norte de Europa y suelen repetir atraídos por la tranquilidad y la intimidad, el sol, la proximidad a la naturaleza y las piscinas naturales. Además, la localidad conserva el atractivo de lo pequeño, ya que se encuentra en las antípodas de la masificación turística y residencial. La mayoría de los bungalós y apartamentos son de propiedad privada, pero, desde siempre, muchos se alquilan por temporadas cuando sus propietarios no los habitan. No obstante, una organización alemana de viajes especializada posee un complejo de apartamentos. Varios restaurantes y un pequeño supermercado colman las necesidades de los residentes y visitantes.
En vez de encerrase sobre sí mismo, el Charco del Palo es una zona abierta. No está acotada ni tiene puertas, por lo que no se restringe el acceso a nadie. Basta con respetar y aceptar su estilo de vida, y por eso es posible pasear por la urbanización completamente desnudo sin que nadie se sorprenda: se puede ir al supermercado, tirar la basura o ir a comer sin ropa, pero tampoco es obligatorio. Por esa razón, el Charco del Palo ha sido declarado oficialmente pueblo nudista por el Ayuntamiento de Haría en el presente 2017.
Hay tres zonas de baño en el Charco del Palo. Dos de ellas son piscinas naturales, una en cada extremo de la localidad, que se llenan y vacían con las mareas y están protegidas del oleaje exterior, mientras que la tercera permite nadar en mar abierto o practicar snorkel. Nada parece alterar el sosiego del Charco del Palo, con dos salvedades. Las quejas formuladas hace unos años por el deficitario desarrollo de la urbanización en ámbitos como la accesibilidad o la iluminación pública, y la detección hace una década de una colonia de Caralluma buchardii, una planta protegida conocida como cuernúa o diente de perro, un endemismo que situó la zona en el mapa del conservacionismo insular.