Arrecife tiene dos tipos de ciudadanos: peatones y conductores de coches

Pierde fuelle la oposición a la peatonalización, a la progresiva conquista de espacios al tráfico en beneficio de los peatones y de medios de transporte como la bicicleta
Por razones históricas, los conductores de automóviles se creen con el derecho exclusivo a utilizar la ciudad a su antojo. Por eso, los anuncios de colapso y ruina comercial suelen aparecer cada vez un alcalde o alcaldesa intenta poner coto al espacio destinado al automóvil, que durante décadas se ha adueñado de la mayor parte del territorio urbano disponible en las ciudades. También en Arrecife, en donde pueden citarse dos ejemplos.
El centro de Arrecife estaba abocado a la ruina, proclamaban los agoreros en torno a los años ochenta del siglo pasado, cuando se decidió cerrar al tráfico la Calle Real. Vaticinaban un cataclismo para el comercio y la destrucción del tejido empresarial y residencial, pero el tiempo demostró que estaban muy equivocados. Los opositores eran unos comerciantes que, por alguna razón, siguen sin ser capaces de apreciar las ventajas de un peatón que pasea, mira los escaparates y compra frente al que se mueve dentro de un coche.
Reapertura de la Avenida Marítima, la bandera del PP
Otro ejemplo, más reciente, es el cierre y posterior reapertura de la Avenida Marítima de Arrecife al tráfico particular, una reapertura al paso de los vehículos particulares que el Partido Popular (PP) ha convertido en bandera de su concepción de la ciudad. Frente a estas situaciones, cada 17 de agosto se celebra el Día Mundial del Peatón con el objetivo de difundir la cultura vial del peatón, promover los espacios adecuados para esta forma de moverse en las ciudades y recordar las obligaciones que implica la movilidad a pie.
Estas decisiones son a menudo controvertidas, ya que para unos supone la ruina del comercio, mientras que para otros es una necesidad imperiosa
Peatonalizar calles es una de las medidas estrella que adopta toda ciudad que se precie y que apueste por la calidad de vida de su población. Sin embargo, estas decisiones son a menudo controvertidas, ya que para unos supone la ruina del comercio instalado en ellas, mientras que para otros es una necesidad imperiosa y una tendencia irrefrenable. En general, estas dos visiones se corresponden con las posiciones ideológicas de derechas y de izquierdas.
Antonio Porlier y Sopranis y Hermanos Zerolo
Uno de los casos más esperpénticos contra la peatonalización en nuestro país se produjo en 1983, en Madrid. El entonces portavoz de Alianza Popular (antiguo PP) en el Ayuntamiento, se oponía firmemente a desterrar el tráfico en el parque de El Retiro y pedía que su paseo principal sirviera para acceder al parque en coche, “pues precisamente ese acceso posibilita el uso de El Retiro”. Lo atravesaban 11.000 vehículos al día y se usaba como aparcamiento. Casi 40 años después, por este parque sólo circulan los vehículos de seguridad y los proveedores de servicios a determinadas horas.
A pesar de las resistencias, la tendencia a peatonalizar gana adeptos. En fechas recientes concluyeron las obras de cambio de fisonomía de dos céntricas calles de Arrecife, Antonio Porlier y Sopranis y Hermanos Zerolo. Su apariencia es ahora peatonal y no se han escuchado quejas de los dueños de los establecimientos comerciales situados en ambas calles reclamando su reapertura al tráfico; al contrario. Por tanto, pierde fuelle la oposición a la peatonalización, a la progresiva conquista de espacios al tráfico en beneficio de los peatones y los árboles, y de aquellos medios de transporte menos contaminantes, como la bicicleta.