Cía. cervecera: limpia e interesada
Se bebe para olvidar una cosa.
Se olvida todo menos esa cosa.
Gloria Fuertes
Pues, en apariencia, no han bebido, pero han olvidado y han aplaudido, como locos, el Cabildo y Teguise, y por supuesto, el director de Operaciones de la Compañía Cervecera de Canarias que ha presentado una propuesta de recogida de sus envases y cajas de transporte para no generar residuos en La Graciosa. O eso dicen. A la empresa sólo le faltó hacerle la ola a las administraciones por tan singular, desinteresado e inconsciente apoyo publicitario, así sin despeinarse. Y gratis.
Ahora nos falta conocer la opinión de los gracioseros, pues esto parece una campaña publicitaria de primera cuyas repercusiones para la empresa se derivarán en la mejora de su imagen y de los índices de venta de alcohol en el archipiélago, ya que en la pequeña isla poco más van a consumir sobre las 140.000 botellas, que es una pasta en cerveza. Nos gustaría saber qué piensan en la Octava Isla con todos los productos que entran, generan residuos y son de primera necesidad. Y qué opinan sobre que el Cabildo y, de momento, “su” Ayuntamiento tiren cohetes a una empresa de venta de alcohol en botellas. Y cuál es su idea de que la Reserva de la Biosfera parezca haber perdido el norte en su desesperación por lograr el prestigio que no parecen merecer.
Hasta ahí eso es lo que hay, pero, como todo, esto también tiene una deriva en la calidad del gobierno de nuestros representantes, que no sé si han atinado a considerar que están dando fuelle propagandístico cuando lo que tienen que hacer es reducir su entusiasmo por la campaña y posicionarse con la moderación en el consumo de alcohol. Que otros hagan su negocio como empresa privada va bien, pero que los representantes públicos se abstengan de salir en determinadas fotos, sería adecuado.
A todos ellos, con perdón, la empresa cervecera se las ha metido doblada
No deberían haberse hecho presentes en la campaña de la cervecera, pues lo que toca a todos ellos es diseñar una política dirigida a las buenas prácticas en materia de residuos en La Graciosa, dado lo limitado de su superficie. En esa campaña estarían todas las empresas proveedoras o intermediarias que la abastecen. La de la cervecera se enmarcaría en aquella voluntad de sostenibilidad. La emprende, la cuenta a los medios de comunicación y la rentabiliza sin que ninguna administración pública brinde un apoyo explícito, y lo haría, como lo podrían hacer las empresas de refrescos, de lácteos, de agua embotellada o de latas de sardinas.
Porque, claro, no veo a la clase política sentada con cada una de las empresas que lo que hacen no es más que cumplir con una obligación social a la que deberían estar comprometidos, ya no en La Graciosa, sino en todo el orbe o en el territorio sobre el que tejen sus redes comerciales.
El consumo excesivo de alcohol por parte de los jóvenes es el problema y esto es ignorado por San Ginés, por Miriam Jorge y por Rafael Juan Robayna, porque deben estar torpes (que serlos, seguro que no lo son) y carecer de asesores (o estos no hacen su trabajo). A todos ellos, con perdón, la empresa cervecera se las ha metido doblada tamaño botellín o quintillo. La empresa, por contra, se ha marcado un tanto histórico.