Canarias no puede crecer de esta manera
El pasado y presente de Canarias ha estado y está estrechamente vinculado y condicionado al uso de los recursos que nos ha dado la naturaleza. El clima, el paisaje, el territorio, el mar, el cielo, el viento o el sol constituyen los pilares sobre los que nos hemos desarrollado y hemos crecido como pueblo. En esa dirección, el aprovechamiento de los elementos heredados de la naturaleza nos ha permitido crear actividad económica, abriéndonos así la puerta a un desarrollo social y económico que constituyen el soporte central de los avances y el bienestar de los que aquí vivimos.
La reflexión colectiva que está pendiente de abordarse por la sociedad canaria -universidades, sindicatos, partidos políticos, empresarios y colectivos sociales- pasa por preguntarnos si estamos haciendo un consumo inteligente y racional de los recursos naturales, una convivencia que nos permita garantizar el bienestar de las futuras generaciones de canarios.
En Canarias la población ha superado la capacidad de crecimiento que tiene nuestra economía para garantizar el empleo y el bienestar sin hipotecar los recursos a los que tienen derecho las nuevas generaciones. A pesar de que el principal sector de nuestra economía -el turismo- marcha viento en popa, el desempleo en nuestro Archipiélago alcanza cifras inasumibles para una sociedad desarrollada. La capacidad que tiene a corto plazo la economía canaria para encontrar nichos de empleo verdaderamente significativos, más allá de los que posibilita el tradicional binomio turismo-construcción, es lamentablemente muy escasa.
La situación de colapso en la circulación de las principales arterias de comunicación terrestre en las dos islas más pobladas es preocupante y, en algunos casos, desesperante. En Tenerife la autopista del norte es un calvario para los conductores que la usan a primera hora de la mañana hacia el área metropolitana o al regresar a casa cuando cae la tarde. No corren mejor suerte algunos tramos de la autopista del sur, especialmente entre el aeropuerto y el cruce de Los Cristianos. En Gran Canaria, el aumento del parque móvil hace que empiecen a producirse retenciones importantes en las horas punta en la entrada y salida de la ciudad de Las Palmas, particularmente hacia el sur.
Por otra parte, algunos servicios públicos -sanidad, por ejemplo- se ven desbordados por el número creciente de usuarios. Y así un sinfín de ejemplos y ámbitos. El debate sereno y reflexivo sobre la sostenibilidad en Canarias desde el punto de vista territorial, económico, social, ambiental, cultural y patrimonial en nuestras islas se hace cada día más necesario.
Dado el impacto que tienen los crecimientos poblacionales en las políticas sostenibles a aplicar sobre un territorio comparemos, a título de ejemplo, dos territorios similares en superficie en el número de personas que los habitan: Euskadi y Canarias. Hace 25 años, en 1993, Euskadi tenía 2.100.000 habitantes; Canarias contaba en esa misma fecha con una población de 1.500. 000 habitantes. El año 2017 el padrón de habitantes de Euskadi fijaba una población de 2.168.254 habitantes y el de Canarias 2.164.344 habitantes. Es decir, en los últimos 25 años la población de Euskadi creció en 68.254 habitantes mientras que la canaria creció en 664.000.
Además, los indicadores económicos son también contundentes: Euskadi tiene un PIB de 70.000 millones de euros y una renta per capita de 32.000, mientras que el PIB de las islas solo alcanza la cifra de 42.000 millones y su renta per capita está muy por debajo de la vasca con 20.000 euros.
Los datos son contundentes, pero más preocupante es la tendencia que marca la salida de la profunda crisis que hemos sufrido por casi una década. Mientras Euskadi abre un nuevo ciclo con un crecimiento en su población de 3.130 habitantes en el año 2017, Canarias estrena el suyo con unos alarmantes 22.000 habitantes más.
Los 22.000 habitantes más en un año necesitan trabajo, casa, consumen agua y energía, usan los servicios públicos y un buen número de ellos echan nuevos coches a rodar por nuestras carreteras. Las islas son espacios limitados, con unos recursos también limitados, aún estamos a tiempo de dejar una herencia que garantice un futuro de bienestar para las nuevas generaciones de canarios.