Top Secret, 23 de noviembre de 2017

Pactar con el Diablo

Pactar con el Diablo
Les parecerá mentira, pero en pleno siglo XXI todavía existe la creencia de que es posible pactar con el Diablo. Y hasta  se publican rituales en Internet. Por si acaso, ¿quieren conocer alguno? Pues sí, existen múltiples rituales de pacto con el Diablo, sin embargo son pocos los ritos individuales específicamente concebidos para entregar eternamente nuestra alma al Demonio (Lucifer, Satanás o como lo llame cada cual) a cambio de ciertos beneficios. La mayoría de ceremonias suele ser en grupo. En cuanto a su efectividad, es realmente discutible el hecho de si es o no es factible para la mayoría de personas el conseguir sus fines tras haber efectuado adecuadamente el ritual. Discutible también es el hecho de si es o no posible vender o entregar el alma al Diablo (suponiendo su existencia), lo cual dependerá casi por completo del sentido exacto que se le dé a “vender” o “entregar”.  Sabemos, o deberíamos saber, que el Diablo no se conforma con el alma, siendo el alma mucho. Seguirá pidiendo y pidiendo hasta consumirte entero. Un tipo ruín, este.
 
¿Sirve o no?
En cuanto a la efectividad, en términos generales, solo será altamente posible para quien domine aspectos como la visualización, la concentración, la capacidad de convencerse de que el ritual funcionará (la llamada “fe”), etc. Vamos, que normalmente es el Diablo el que está convencido de poseer el alma del otro, mientras que este, pobre infeliz, cree haber encontrado el camino a base de autosugestión y otros mecanismos psíquicos. Cosas chungas, para entendernos. Probablemente el más famoso pactista haya sido Fausto. Protagonista de una leyenda clásica alemana, Fausto pasó por ser un erudito de gran éxito, pero también insatisfecho con su vida, por lo que hizo un trato con Satanás, intercambiando su alma por el conocimiento ilimitado y los placeres mundanos. Seguramente habrán oído hablar de ello pues la historia de Fausto es la base de muchas obras literarias, artísticas, cinematográficas y musicales (Goethe, Wagner, Gounod...). Incluso Queen, en su irrepetible Bohemian Rhapsody habla de un hombre joven que ha matado accidentalmente a alguien y, como Fausto, vendió su alma al diablo.
 
¿Cómo se recupera?
Desde el punto de vista estrictamente teológico y cristiano, quien vende su alma al diablo, ya no puede dar marcha atrás, porque eso se considera un pecado mortal. Así que está la cosa complicadilla. Porque lo del pecado mortal pinta mal, la verdad. En Internet, dónde si no, hay anuncios de oficinas especializadas en recuperar almas. El peligro sobreviene por cuanto el alma es una cosa tan personal, que sólo uno puede reconocerla. Mandar intermediarios a que recuperen eso tan propio, tiene el riesgo de que te traigan otra distinta a la tuya. Es lo que tienen las almas, que al carecer de talla te sirve cualquiera. En definitiva, que nos desviamos ligeramente, o no, de la actualidad insular: si en estos andares cotidianos ven por ahí una figura medio sospechosa, no piquen. El Diablo, esa es otra, suele tomar formas muy dispares. Lo mismo lo esperamos canijo y rabilargo y se nos aparece robusto y narigudo. O chato, o vizco, o rubia de ojos azules, por ser poco originales.  Dicen que para mantenerlo alejado sirve orarle a San Miguel. Y en caso de no tener una a mano, vale Tropical, Dorada e incluso la Cruzcampo. En definitiva, una cervecita bien fresca también te sirve para olvidar que diablos puede haber muchos. Y vida sólo una.