BIODIVERSIDAD

La lubina, el nuevo residente de la marina

Este pez comienza a proliferar en el litoral de la ciudad tras fugarse de las granjas marinas destinadas a su cría y engorde en aguas de Playa Quemada.

La lubina, el nuevo residente de la marina

La lubina es una especie introducida cada vez más frecuente en el litoral de Arrecife. Es el nuevo residente de la marina de la ciudad tras escaparse de las granjas marinas destinadas a su cría y engorde en aguas de Playa Quemada. Es común observar lubinas nadando contra corriente bajo los diferentes puentes de la ciudad. Fugadas asimismo de las granjas, las doradas de acuicultura también comienzan a ser muy comunes en el litoral lanzaroteño.

La presencia de este extraño, ya asentado en la comunidad, se recoge en ‘La marina de Arrecife. Peces’. Se trata de un folleto divulgativo elaborado por Azul Marino Lanzarote y publicado este mismo año por el Ayuntamiento para informar a la población sobre los importantes valores naturales que alberga el litoral de la ciudad. La marina de Arrecife sobresale por la tranquilidad de sus aguas, poca profundidad, alta luminosidad, variedad de sustratos, presencia de nutrientes, mayor temperatura y la protección que ofrece. Aquí encuentra protección y comida una gran biodiversidad marina. También las lubinas huidas de las granjas marinas.
 
Este espacio se usa para desovar, ya que aquí encuentran refugio y alimento
 
Llamada róbalo en Canarias, como pez salvaje es frecuente en algunas zonas de las islas orientales, donde siempre ha existido. Predador voraz, se alimenta de peces pequeños, como los gueldes, y de gran variedad de invertebrados como camarones, cangrejos o calamares. La lubina tiene un primo hermano de su mismo género en aguas de Lanzarote, la baila. Ambas guardan un extraordinario parecido y comparten interés económico y apreciación por el consumidor debido a su carne blanca, delicada y sabrosa.
 
La baila (Dicentrarchus punctatus) es un pez de escama, que puede alcanzar hasta 60 centímetros de longitud, de color blanco grisáceo, con pintas negras por todo el cuerpo y algunas amarillas en la zona de las agallas. Vive en pequeños cardumes, en fondos arenosos y rocosos, cerca de la costa de las islas centrales y orientales. En cambio, la lubina o róbalo es un Dicentrarchus labrax.
 
La comunidad de peces residente en la marina está compuesta por unas 55 especies. En su mayoría son peces óseos, excepto unas pocas especies con esqueletos cartilaginosos, como las rayas. Muchas de ellas utilizan este espacio para desovar, ya que los ejemplares juveniles encuentran aquí refugio y alimento. Destacan por su abundancia los pejeverdes, las fulas negras y blancas, las lisas, los rascacios y diferentes especies de cabosos. El cabecinegro y el chupasangre también son comunes, pero pasan desapercibidos bajo las rocas.
 
Canarias es la segunda comunidad autónoma en cultivo de lubina
 
La introducción de especies invasoras es una de las amenazas que se cierne sobre el frágil ecosistema formado por la marina de Arrecife. Otras actividades que amenazan la biodiversidad en la marina de Arrecife son la pesca (con caña de tierra, con nasa o submarina con fusil), el marisqueo, la contaminación en todas sus formas (vertidos líquidos de aguas negras, vertidos de residuos…) o la destrucción de hábitats, como el volteo de piedras. ¡Atención, aficionados! La pesca es una actividad regulada.
 
Canarias es la segunda comunidad autónoma en cultivo de lubina y la tercera en producción de dorada. Las jaulas situadas en aguas de Playa Quemada pertenecen a Piscifactorías del Atlántico, una empresa con sede en Murcia perteneciente al Grupo Ricardo Fuentes. Esta compañía dispone de una planta envasado situada en Puerto de Naos, al lado de Frigorsa, con capacidad para empaquetar y procesar 50 toneladas diarias de pescado. Su capacidad de producción anual es de unas 2.000 toneladas de dorada y lubina.

La gran evasión

La pesca directa en el mar tiende a reducirse y está siendo sustituida por peces criados en granjas marinas. Es un proceso lógico y, por eso, la crianza de la lubina está muy extendida. En Lanzarote, las instalaciones de engorde se componen de jaulas flotantes en el mar, en cuyo interior se alimenta a las lubinas con piensos fabricados a partir de harinas y aceite de pescado. Cada lubina tarda entre 24 y treinta meses en alcanzar 400 gramos desde que eclosiona el huevo.

Cuando alcanzan la talla comercial, se recogen, envasan y distribuyen frescas por vía aérea en las principales cadenas de distribución de alimentación de España y Portugal, además de los mercados centrales de Madrid y Barcelona. Pero algunas logran evadirse y cambian su destino; puede que acaben alterando el destino del equilibrio ecológico de la marina de Arrecife. 

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