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El partigazo en el bañadero de Caleta de Guatiza

Al lado de Los Cocoteros, en una cala de unos 50 metros de longitud, hay una zona de baño. En 1998 le costó la cárcel a Dimas Martín.

El partigazo en el bañadero de Caleta de Guatiza

Manejada con destreza, la pala mecánica arrambló con el bañadero de la Caleta de Guatiza que Dimas Martín había mandado construir sin pedir autorización a la Dirección General de Costas. La instalación se encontraba dentro del dominio público marítimo-terrestre. Corría el mes de septiembre de 1991 y la demolición se produjo sin ningún tipo de incidentes. Un año antes, el bañadero había ocasionado un fuerte enfrentamiento entre Dimas Martín, alcalde entonces de Teguise, y Agustín Torres, a la sazón delegado insular del Gobierno, quien acusó al también senador por Lanzarote de utilizar su cargo para delinquir. 

24 de agosto de 1990, víspera de San Ginés. Agentes de la Guardia Civil intentan paralizar unas obras que el Ayuntamiento de Teguise venía ejecutando en la Caleta de Guatiza, cerca de Los Cocoteros. Los guardias civiles se vieron sorprendidos por la oposición frontal del alcalde del municipio a la orden de paralización, tramitada por el delegado del Gobierno a instancias de la Demarcación de Costas de Las Palmas. Un Dimas Martín en el cénit de su poder político, gallito, conminó a los trabajadores a que continuaran con sus labores, asegurándoles qué él se hacía responsable de todo. Dimas alegó que allí sólo se estaba construyendo un bañadero y un dique de abrigo para el disfrute de los vecinos, mostrándose cabreado con la orden de paralización.
 
“Movilizados con fines espurios, niños del Colegio de Guatiza mostraron pancartas en contra del derribo del bañadero”
 
Jueves, 21 de marzo de 1991. Sobre las 09.00 horas, el jefe de la Demarcación de Costas de Canarias, José Fernández, auxiliado por la Guardia Civil, se persona en el bañadero para proceder al derribo de las obras. A esa misma hora, surgen varios camiones y palas mecánicas, al parecer alertados por el alcalde de Teguise,  para impedir el acceso a la orilla de la retroexcavadora contratada por Costas. Pepe Fernández y Dimas Martín mantienen una agria discusión. El primero en defensa de la legalidad en la costa; el segundo, en defensa de su señorío municipal. Movilizados con fines espurios, niños del Colegio de Guatiza mostraron pancartas en contra del derribo del bañadero.
 
Sábado, 23 de marzo de 1991. Efectivos de la Guardia Civil destinados en la isla y medio centenar más llegados exprofeso desde Gran Canaria se disponen a garantizar el derribo del bañadero con maquinaria del Ejército. Una conversación entre Dimas Martín y Agustín Torres, auspiciada por el capitán de la Benemérita, evitó el enfrentamiento.
 
“Las nuevas obras fueron diseñadas y dirigidas por los arquitectos Carlos J. Hernández Gómez y Antonio Suárez Linares”
 
Fruto del diálogo, Pepe Fernández anunció que su departamento iba a desmontar el dique ilegal construido a instancias del alcalde de Teguise porque la obra se había realizado sin proyecto, sin aprobación del Ayuntamiento, sin acuerdo plenario, sin director técnico y sin el correspondiente permiso de Costas. Asimismo, aclaró que iba a ejecutar un proyecto de reposición y acondicionamiento con materiales blandos, como la madera, con una inversión superior a los 16 millones de pesetas. Otro acuerdo consistió en retrasar el derribo hasta el miércoles siguiente. Eso fue lo que realmente consiguió Dimas Martín, porque la multa de unos siete millones de pesetas que en su día le endosó Costas al Ayuntamiento acabó pagándola.
 
Las nuevas obras ejecutadas en la ensenada norteña fueron diseñadas y dirigidas por los arquitectos Carlos J. Hernández Gómez y Antonio Suárez Linares, autores asimismo de la intervención en la playa de La Garita, en Arrieta.
 
“¡Cuidado con la rampa! Es muy resbaladiza y propensa a los partigazos, como el que se dio Dimas Martín”
 
Esta es la intrahistoria de la intervención que se aprecia en el bañadero de la Caleta de Guatiza, tras una obra ilegal, un pleito, una demolición y una restauración. La defensa de la legalidad, de un lado, frente a qué más da el papeleo si aquello está bonito, de otro. Un cuarto de siglo después, la isla sigue agitada por el mismo tipo de conflicto.
 
Al lado de Los Cocoteros hay un bañadero. No parece un término muy apropiado, ya que, para la Academia, un bañadero es un paraje donde suelen bañarse y revolcarse los animales. Mejor: al lado de Los Cocoteros, en una cala de unos 50 metros de longitud, hay una zona de baño. Esta pequeña ensenada se caracteriza por sus aguas tranquilas y protegidas de los vientos por un dique de piedra. En el arranque del dique hay un coqueto solárium de madera. Un poco más allá aflora una pequeña zona con arena por donde se accede al agua en la bajamar. En medio, una rampa para las embarcaciones pesqueras. ¡Cuidado con la rampa! Es muy resbaladiza y propensa a los partigazos, como el que se dio Dimas Martín y que le costó la inhabilitación y la cárcel. En octubre de 1998 ingresó en prisión por un delito de desobediencia a la autoridad.

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