Top Secret, 9 de julio de 2020

Atrapado en el tiempo

FOTO: diariodefuerteventura.com

Atrapado en el tiempo

En 1993 Harold Ramis firmó una estupenda película con Bill Murray como protagonista. La llamó Groundhog Day. La acción transcurría en Punxstawnwey, la localidad norteamericana donde cada 2 de febrero una marmota predice cuánto más durará el invierno. ¿Y qué tiene que ver Lanzarote aquí? El protagonista de Atrapado en el tiempo es un periodista que acude a ese pueblo para retransmitir la salida de la marmota Phil y contar a los norteamericanos si tienen que ir a su hache y eme de turno a por los modelitos de primavera. Al regresar a su ciudad, una tormenta les obliga a dar marcha atrás y refugiarse en el pueblo donde, cada amanecer, es exactamente igual al anterior y pasan las mismas cosas. Y así todo el rato. En Lanzarote, los periodistas también solemos contar cada día casi las mismas cosas. Desde hace muchos años, además. Uno de los temas recurrentes es que, para lo mucho que aportamos, pintamos más bien poco para el Gobierno de Canarias de turno. Esta semana hemos vuelto a amanecer en Punxstawnwey al conocer que Obras Públicas ha adjudicado por 93 millones de euros un tramo de 17 kilómetros en una carretera en Fuerteventura.

Montañas

Como todo el mundo sabe y, si no, para eso estamos nosotros, Fuerteventura es una isla muy alargada a la par que plana. Las carreteras suelen ser de rectas más bien largas y sin ninguna montaña que horadar que evite dar interminables rodeos para seguir adelante en el camino. Hacer allí una carretera no es como tender una alfombra, pero casi. En Lanzarote, por el contrario, no se recuerda un gobierno que haya invertido 93 millones juntos. Y a duras penas por separado. En materia de carreteras, por ejemplo, las dos obras de mayor envergadura le salieron al Gobierno canario por una calderilla: treinta kilitos la famosa circunvalación y quince millones de eurillos, más o menos, la unión entre Arrecife y Tahíche. O sea que la solución a dos grandes quilombos de la red viaria insular les salió a los chicharreros -que son los que mandan- por la mitad de ese tramito de carretera de Fuerteventura. El otro día el actual consejero de la materia, Chano Franquis -canarión, los que mandan cuando no lo hacen los chicharreros- dijo que iba a aflojar 30 millones para carreteras -parches- de Lanzarote.

Puzle

En la isla sabemos lo que nos hace falta. Y lo que nos gustaría que se hiciera. Pero, por una razón o por otra, históricamente hemos dejado que sean otros los que decidan por nosotros. O los que nos manden los sueños al piso. Y no por cuestiones de dinero, como se puede apreciar en Fuerteventura. Un ejemplo: soñamos en grande con soterrar la carretera a San Bartolomé a su paso por Argana, la Alta y la Baja, y los accesos a Playa Honda. Pero al final nos quedaremos con un empate mal arreglado en la rotondita de la Toyota para que no se formen colas en Viguetas Lanzarote y los que procedan de Argana se metan ya en la carretera general. Y, probablemente, una rotonda en plan platillo volante -que eso nos sale del quince- para acceder al Hospital General. Y paren ustedes de contar. En lugar de armar un conjunto armónico, donde se dé importancia al ciudadano peatón y se solucionen los accesos citados, acabaremos teniendo dos piezas de distintos puzles. Y, si no, al tiempo. Ya, de Playa Honda, ni hablamos. O lo haremos otro día. Día de la Marmota. Conejera, por supuesto.

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