La esposa del presi

 

 

El título no merece más que tratar el tema así como de coleguita, porque esas parecen las formas. Nada que objetar a la esposa, aunque haya que ponerle reparos. No es que el asunto importante sea este, que sí lo es.
 
Puede que sea oportuno señalar que del nuevo puesto de trabajo del que disfrutará la consorte presidencial se afirma que se ha estado negociando desde 2017, y que ello debe entenderse como que al compulsivo dedo de Sánchez no le alcanzaban las pilas para este nombramiento.  Es probable que ni tan siquiera sea responsabilidad presidencial la designación. 
 
No es estético premiar laboralmente a la consorte de un presidente de Gobierno
 
Vale. Pero no es estético premiar laboralmente a la consorte de un presidente de Gobierno. Ni resulta estético aceptarlo más cuando se solicita una excedencia para atender las altas responsabilidades de su esposo. Ni tan siquiera por las conexiones que indudablemente se abren. No es más estético el asunto laboral cuando le ha precedido una cascada de nombramientos de colegas no cualificados para puestos sensibles y bien pagados. Y esto es dramático y grave.
 
El compañero Sánchez, efectivamente, no está para liderar regeneración alguna porque no es que haya iniciado un tiempo de corrupción, pues esta es tan vieja como la historia del ser humano, y está tan instalada como una ladilla en el pubis. Pero es que el mozo Sánchez es tan descarado y muestra unas maneras que deja el concepto socialismo, que ya ha hecho aguas desde que tocan poder, a  la altura del culo.
 
Los socialistas, que alguno queda, ni tosen, no sea que se le arruine el poder al partido, pero esa falta de contestación de los suyos a los desmanes del presidente los hace a todos iguales. Mucha pose y juventud, y poca sustancia. Poca sustancia, muy poca sustancia.