Los otros sonidos del Charco de San Ginés: difícil dormir aunque tengas el sueño profundo
El Charco de San Ginés, probablemente el rincón más emblemático de la ciudad de Arrecife, se ha convertido de un tiempo a esta parte en el principal punto de encuentro de restauración y ocio nocturno. Y eso tiene también sus inconvenientes. Hacemos un recorrido por alguno de ellos
El Charco de San Ginés, probablemente el rincón más emblemático de la ciudad de Arrecife, se ha convertido de un tiempo a esta parte en el principal punto de encuentro de restauración y ocio nocturno. Y eso tiene también sus inconvenientes. Hacemos un recorrido por alguno de ellos.
Son las 2 a.m. Cierran los últimos locales después de dejar todo limpio en el interior, cargadas las cámaras y preparado el servicio para la reapartura, horas después. Desde hace ya algunos minutos, la ribera del Charco que da a la zona de mayor afluencia de bares y restaurantes, es una rambla de trabajadores camino de la campana de reciclar vidrio. Hay que ser responsable y cumplir con uno de los preceptos de la sostenibilidad. Pero a esas horas, en medio del silencio, la catarata de botellas al interior del recipiente es un estruendo importante.
El reloja marca las 3 a.m. cuatro o cinco jóvenes, a los que los horarios se les hacen cortos, conectan un altavoz con música a toda mecha y juguetean entre los adornos navideños que lucen en la zona.
Puede que, a esas horas, el sueño venza a los vecinos con el dormir más ligero. Pero por poco tiempo: 6:30 a.m. y el camión del reciclaje de vidrio se adentra en el lugar. Quizá a las 8, o a las 9, provocara un pequeño atasco, así que habrán pensado que la mejor hora es a las seis y media de la mañana. Alza la campana verde revolucionando el motor y, cuando está sobre la caja del camión, activa la apertura de la zona inferior de esos inmensos recipientes verdes y se produce un insorportable romper de cristales que sobresalta incluso al del sueño más profundo.
No son escenas aisladas. Más bien cotidianas. Definitivamente hay días en los que dormir en el sin par entorno del Charco de San Ginés es misión imposible.