Viajes malditos

El municipio de Haría está de luto por el fallecimiento de dos de sus vecinos por coronavirus. Su único delito fue el haber participado en el programa de Turismo Social del Instituto de Mayores y Servicios Sociales, más conocido como viajes del Imserso. Unos viajes concebidos en 1985 para que los jubilados pudiesen disfrutar de unas minivacaciones a precios reducidos y al mismo tiempo ayudar económicamente  a muchos establecimientos turísticos de toda España en los meses de menor afluencia del turismo nacional.
“No sé como el Gobierno no suspendió antes los viajes”
 
Sin embargo, los que iban a ser unos días de ocio en Málaga se convirtieron en una auténtica pesadilla. Se habían metido en una ratonera mortal. El virus campaba a sus anchas por la Península de forma silenciosa. Para muchos, el viaje ha sido el último de su vida y para otros un vía crucis en los hospitales.
 
En Lanzarote fueron varios grupos de mayores los que salieron el pasado 7 marzo con destino a diferentes lugares como Barcelona, Málaga o Ibiza, es decir, tres días antes de que el Ministerio de Derechos Sociales decidiese suspender los viajes del Imserso por la pandemia. Una situación que obligó incluso al Cabildo a poner en marcha una operación de repatriación porque se corría el riesgo de que estas personas se quedaran tiradas en la Península por la cancelación de los vuelos hacia las islas.
 
“No sé como el Gobierno no suspendió antes los viajes”, se lamentaba el pasado 3 de abril, Mariano Gutiérrez tras recibir el alta por Covid-19 en el hospital José Molina Orosa. Mariano fue uno de los conejeros que partía el 7 de marzo,  rumbo a Barcelona junto a otros jubilados de Lanzarote, Gran Canaria y Fuerteventura. Y dentro de la desgracia puede contarlo, porque además su mujer que también fue al viaje no se contagió.
El coronavirus ha demostrado que a nuestros mayores los hemos tratado como a una mercancía valiosa
 
Mariano tiene toda la razón del mundo cuando critica que se debía haber actuado con mayor celeridad. Que había que haber cancelado este programa de turismo social mucho antes. Desde el pasado mes de enero, cuando China alertó de la epidemia, se sabía que el virus atacaba de forma más virulenta y letal a las personas mayores. Pero el dinero es el dinero.
 
Un negocio que mueve más de 650 millones de euros cada año y que esta temporada arrancaba el pasado mes de noviembre y debía culminar en agosto de 2020. Ahora el gobierno ha decidido posponerla hasta junio pero dudo mucho que este año se puedan retomar estos viajes, al menos tal y como fueron concedidos hace 35 años. Será otra de las consecuencias negativas del coronavirus que provocará pérdidas millonarias a agencias de viaje y hoteles.
 
La crisis del coronavirus ha demostrado que a nuestros mayores los hemos tratado como a una mercancía valiosa pero solo como forma de hacer dinero a su costa. Los viajes del Imserso y las residencias de mayores, convertidas algunas de ellas en auténticos almacenes de ancianos, son un claro ejemplo.

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