Top Secret, 4 de junio de 2020

Vaya Plan

Vaya Plan

El Ayuntamiento de Arrecife ha sometido a exposición pública, en plena pandemia y con todo el mundo a otras cosas, el Plan de Movilidad Sostenible Urbana de Arrecife. Nada menos. El documento fue aprobado durante el Estado de Alarma, con todo dios confinado, el pasado 28 de marzo. Casi un mes después, el 24 de abril se acordó someterlo a información pública. Seguíamos confinados. Desde el 4 de mayo, quien lo desee puede presentar alegaciones. Durante un mes. El plazo termina hoy. Ni el Tato se ha enterado del tema. Ni siquiera consta que los partidos hayan presentado alegaciones. Ellos, los del gobierno y los de la oposición, tienen que saber que ese documento está ahí, porque fue aprobado en Pleno. Telemático, pero pleno, a fin de cuentas. Y lo aprobaron ellos. Da la sensación de que estamos en otro de esos momentos en los que a los gobernantes les incomoda bastante lo que opina la ciudadanía y, por ello, medio esconden los debates. O los esconden del todo.

Información

Frente a un Plan que diseña el Arrecife en el que han de convivir personas y vehículos, las bicicletas entre esos vehículos, y del que se supone que interesa la aportación de los vecinos, lo ideal hubiese sido empezar por el principio. Y el principio es una potente campaña mediática, primero, para que la ciudadanía se enterara de su existencia. Paralelamente, debería haberse producido una serie de actos de información sobre el Plan. En el centro, en los barrios, propiciando debates en los medios...Todo traducido al lenguaje ciudadano para que supiéramos por dónde van a ir los coches, en qué vía las bicicletas, qué ha de ser peatonal, el ancho de las aceras y si todo es accesible o sólo un poco. Y no vale decir que si lo de la pandemia. Sigue habiendo tiempo para ello. En unos días recuperaremos la normalidad y podremos atender mejor a estas cuestiones.

Plazo

Así que, de entrada, no estaría mal que la alcaldesa anunciara hoy la ampliación del plazo para presentar alegaciones. E inmediatamente después incorporara este debate a sus intervenciones públicas. De esta manera, la ciudadanía empezaría a enterarse de lo que se está cociendo en las calderas del Ayuntamiento. Y que es algo que les afecta directísimamente. No estamos hablando de una cuestión que sólo interesa a los veinticinco ediles que hay en el salón de plenos o, aún menos, a los trece del grupo de gobierno. Por la ciudad han de pasear y circular los sesenta mil que viven ahí y, si nos apuran, el resto de la isla, turistas incluidos -cuando vuelvan-. Por tanto, es un debate que debe producirse. Y, una vez iniciado, debe concluir y cerrarse, claro. Que somos especialistas en abril mil debates y no cerrar ni uno. Luz y taquígrafos y llamadas a la participación. No esconderlo debajo de la inmensa alfombra en la que se va a convertir este tiempo de pandemia.

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