Opinión

Una y otro

Congreso de los Diputados

El jueves pasado los Presupuestos Generales del Estado superaron sin problemas las enmiendas a la totalidad presentadas por siete grupos parlamentarios: PP, Vox, Junts, BNG, CUP, Coalición Canaria y Foro Asturias. Primer obstáculo superado para las cuentas del Estado, principal instrumento del Gobierno de España para hacer frente a la crisis sanitaria creada por la pandemia, así como a la hecatombe económica y social derivada de la misma.

La metodología impulsada en esta ocasión por la Unión Europea para ayudar a superar la parálisis de la economía y amortiguar la consiguiente ruptura social, nada tiene que ver con la impuesta por Bruselas en la crisis del 2007 al 2014. En aquellos años la limitación y la disciplina en el gasto público y las medidas austeridad fueron la receta exigida a los Estados miembros para superar la larga crisis que comenzó a finales de 2007. Ahora la solución es diferente. La fórmula prescrita por los organismos europeos para afrontar la catástrofe económica y social provocada por la COVID-19 pivotan alrededor de políticas económicas expansivas y del endeudamiento. 

En un presupuesto expansivo el margen para planteamientos alternativos se ve reducido. Sin embargo, siempre hay espacio para plantear una distribución diferente de los recursos, tanto sectorial como territorialmente. Tiempo habrá para ir analizando si las cuentas que se tramitan en el Congreso de los Diputados responden a los exigibles principios de igualdad y solidaridad social y territorial. 

Cabe, por otra parte, reflexionar sobre algunos apuntes políticos que nos ha dejado el debate parlamentario, flancos que pueden tener trascendencia en la relación entre partidos políticos y, por lo tanto, en futuras alianzas. En esta ocasión, el Gobierno puede contar con una cómoda mayoría para aprobar unos Presupuestos que dibujan la llave necesaria para que la legislatura sea larga, pero para lograr esa meta debe despejar una ecuación que no es sencilla y que pasa por elegir un socio —ERC o Ciudadanos— para sumar la mayoría necesaria.

En el trasfondo se vislumbra una lucha entre Unidas Podemos y el PSOE para garantizarse mejorar su espacio electoral. Pablo Iglesias intenta recuperar la mayoría de la investidura y así apuntalar el objetivo de llevar a cabo una revisión del modelo de Estado surgido de la Constitución del 78 —para conseguirlo busca sumar a ERC y a EH Bildu, y arrinconar a Ciudadanos—. Sin embargo, al PSOE de Pedro Sánchez parece convenirle más un acuerdo con Ciudadanos porque, por una parte, limitaría el poder de Iglesias en el Gobierno y, por la otra, le permitiría abrirse a un espacio de centro que a los socialistas les permitió años atrás holgadas mayorías de gobierno con Felipe González.

Mientras Oramas hizo una critica abierta al proyecto presupuestario, Quevedo valoró los avances que implican para el Archipiélago

Ciudadanos busca desesperadamente su espacio político entre la ultra derecha y la izquierda radical; aspiran Arrimadas y los suyos a ser bisagra entre el PP y el PSOE. Tuvieron esa oportunidad en las elecciones de abril de 2019, ocasión en la que torpemente Albert Rivera no supo gestionar el apoyo recibido —57 diputados— para ser el puente entre la izquierda y la derecha, frenando así el creciente frentismo. El espacio político que busca Ciudadanos existe pero Rivera lo arruinó. Los intentos de Inés Arrimadas por recuperarlo son loables porque el país lo necesita, pero la tarea es complicada.

También ha tenido protagonismo Canarias en el debate presupuestario del pasado jueves en Madrid. Los nacionalistas canarios —Coalición Canaria y Nueva Canarias— pusieron en valor las demandas de nuestras Islas y exigieron al Gobierno de España que cumpla con justicia y solidaridad con las necesidades de las mismas. Los caminos escogidos por Oramas y Quevedo para reivindicar las partidas presupuestarias que deben contemplar los Presupuestos estatales referidas a Canarias fueron bien diferentes. Mientras Oramas hizo una critica abierta al proyecto presupuestario por desatender los problemas de las Islas, Quevedo valoró los avances que la propuesta gubernamental implican para el Archipiélago —además de incidir en la necesidad de mejorar en el trámite de enmiendas aspectos no contemplados en la misma—.

Tiempo habrá para valorar cuál de los caminos ayuda más a esta tierra y  las consecuencias que  puedan tener las profundas divergencias entre ambos discursos en el deseable entendimiento entre los nacionalistas canarios.

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