Una acción que lidere el Cabildo

Una acción que lidere el Cabildo

No dejo de mirar y observar. Lo hacía antes y lo hago ahora, y esa mirada tiene como destino el medio que me rodea. Y observo a distancias diferentes, siendo las pequeñas cosas lo que me dará luego una idea de todo el lugar, de la isla. Un pequeño amontonamiento de basura se convierte en un vertedero incontrolado, y no es descabellado pensar que muchos amontonamientos se producen por toda la geografía insular y a ese ejercicio de incivismo le suceden otros de personas diferentes. Son pequeñas cosas que suman.
 
Si miro el estado de una calle, puede que ese sea el termómetro de la mayoría de las vías de determinados núcleos de población. Si la red de alcantarillado de Arrecife salta un año y otro, debemos hacer varias lecturas, una, que no se ha realizado el esfuerzo suficiente para mejorar el estado de todo el alcantarillado de la ciudad, dos, que quienes gobiernan tienen escaso interés en su resolución, y tres, que los servicios técnicos municipales y del propio Cabildo -que son los que permanecen mandato a mandato- no realizan su trabajo. Pequeñas cosas que suman.
He observado que las palmeras mueren aquí y allá ante nuestro desinterés
 
Este medio, Biosfera Digital, recurrentemente nos muestras pequeños flashes, propios o ajenos, que llaman la atención sobre la muerte de palmeras, una tras otra en toda la isla, y en algún artículo de opinión se reclama atención sobre ellas. Es cierto que si fueran atendidas para resolver las enfermedades que las fulmina, difícilmente nos enteraríamos, a no ser que desde el Cabildo o desde cada ayuntamiento se comunique mediante una nota de prensa, o porque veamos a los técnicos en pleno proceso de tratamiento. No habiéndose dado el primer supuesto, dado el gusto de nuestros gobernantes por dar cuenta de su actividad pública, es muy probable que lo segundo no haya sucedido. Una palmera muerta sólo parece una pequeña cosa. Pero suman todas ellas.
 
Por lo expresado, me he echado a la calle y he observado con ojos escrutadores la veracidad de algunas de esas pequeñas cosas, como que las palmeras mueran aquí y allá ante nuestro desinterés. Ello me ha llevado los días necesarios para no incumplir con mi responsabilidad ciudadana ante el confinamiento. Una evidencia es la de los huecos en las cunetas que antes poblaban compactas filas de palmeras. Efectivamente, las interrupciones en la continuidad de las plantaciones son llamativas y para reparar en ello hay que ponerse a mirar. Que en las glorietas hay muertas, vivas, y huecos recientes. Es probable que la ciudadanía no esté en asuntos de esa naturaleza, pero ¿y la clase política?, ¿tampoco? Se ven operarios en procesos de retirada de hojas o deshierbando los parterres, pero a ninguno en modo sanitario aplicando tratamiento alguno. 
No parece que se avecine una corriente de competencia para después de esta pandemia
 
El resultado de mis incursiones es variado. Algún municipio retira inmediatamente los ejemplares muertos para que no se note su falta de actuación en la limpieza y en la adopción de medidas preventivas. En otros permanecen como muertos vivientes hasta que la prensa hace alguna mención y las retiran diligentemente. Que a nadie parece importarle que muera una palmera, aunque entre todas sumen cientos sólo en los últimos años. Que no reparan en las críticas a la falta de gestión sobre su salud ni sobre su desaparición. Y una última consideración es que el trato de lo pequeño —una palmera— da la respuesta de lo que pasa con lo mayor, con un conjunto de palmeras de una calle, con de las de un municipio, con las de una isla, y, finalmente de lo que pasa con toda la isla en muy diversas cuestiones. 
 
Si a la población no le mueve los cimientos tal escenario, tampoco a los responsables públicos que son igual de pueblo y sin aparente atisbo de consciencia de su papel en tanto servidores y observadores de lo público. Acaso más torpe por semejante laguna, y a los que disgusta que se les diga lo que tienen que hacer, pues esa característica se esparce como un virus entre los que tocan poder.
 
Del norte más norte al sur más sur, no parece que se avecine una corriente de competencia para después de esta pandemia, esa es la más triste de todas las conclusiones, y que en este asunto, que deja en entredicho la responsabilidad de ayuntamientos y Cabildo, no son muy diferentes ninguno de los partidos representados en la administración pública insular. La suma de sus pequeñeces, también es un problema para esta isla.

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