Un Plan contra Arrecife

Urbanismo a la carta para los amiguetes, monumento a la incompetencia, churro de una pandilla de inútiles, privatización de los espacios públicos en la ciudad… Del borrador del Plan General de Ordenación de Arrecife, redactado por el Gobierno de Canarias, se pueden decir muchas cosas, todas ellas ciertas, seguramente, pero en este primer momento procesal sobresale una idea fundamental: podríamos estar ante un fraude de proporciones incalculables tejido con un golpe de mano a la democracia y la autonomía municipal.

Este Plan tiene el carácter de Supletorio, una medida incorporada en la legislación canaria en su día con el fin de agilizar la redacción de planes municipales, ya que la mayoría de los municipios carecían de ellos. El invento consiste en que el Gobierno de Canarias se subroga las competencias de un ayuntamiento en la redacción y aprobación de un plan general, acortando además los plazos significativamente. Es decir, Arrecife iba a tener un Plan General en menos de dos años y por la vía rápida: sólo con aprobación inicial y definitiva, suprimiendo la provisional. Es decir, con menos garantías de control democrático del planeamiento. Eso fue en 2012, pero estamos en 2018.
 
No es de recibo un Plan redactado y aprobado sin el Ayuntamiento y sin los arrecifeños, pero cosas peores se han visto
 
Han pasado seis años, por lo que el Supletorio y las prisas ya no tienen sentido. Y es ahora cuando el Gobierno de Canarias acaba de entregar el Plan General de Ordenación Supletorio de Arrecife. De entrada no se ha conseguido el objetivo de un Supletorio, que es aprobar un Plan por la vía rápida, así que su único logro hasta ahora, además de acumular un chapucero retraso, ha sido trazar rayas en los planos de Arrecife desde Gran Canaria y sin contar con los técnicos municipales ni con los 25 concejales representados en el Pleno de Arrecife. El botín lo han repartido otros.
 
Si, además, el Supletorio llegara a aprobarse con sus contenidos actuales, que superan la barbarie, se habría consumado el golpe de mano, ya que será la consejera de Política Territorial del Gobierno de Canarias quien, con su única firma, bendecirá el Plan, a no ser que se active el mecanismo previsto en el Convenio del Supletorio que obliga escuchar al Ayuntamiento. No es de recibo un Plan General de Arrecife redactado y aprobado sin el Ayuntamiento y sin los arrecifeños, pero cosas peores se han visto.

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