UGT y el ERE de la Harinera

Normalmente, cuando una empresa anuncia un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) los sindicatos se lanzan a la yugular del empresario. Sin compasión. Pero en el caso de la Harinera Lanzaroteña ha sido un poco distinto. O un mucho, en honor a la verdad. El sindicato se ha mostrado comprensivo con la decisión empresarial y ha señalado directamente a responsables públicos como los cooperadores necesarios para que esa entrañable industria conejera tenga que tomar las medidas que ha tomado. La UGT ha emitido un comunicado en el que muestra su apoyo y solidaridad ante la difícil situación en la que se encuentran los trabajadores, tras la presentación por parte de la empresa, el pasado 11 de octubre, de un ERE, consistente en un despido colectivo por razones económicas. Sin embargo, lejos de señalar al empresario, la UGT lo tiene claro: considera un fracaso  que va más allá de lo empresarial y señala como corresponsables a los representantes públicos de esta isla, que con su silencio o incapacidad ha ido en contra de los intereses empresariales y laborales.

 

Harinera Lanzaroteña ha tenido que tragar con el coste de la doble insularidad, con las ayudas a las harineras de las islas capitalinas y con la inoperancia de los representantes conejeros. UGT señala en el comunicado que “la utilización de ayudas económicas al sector, utilizadas de forma irregular por las administraciones”, ha conllevado al cierre de esta empresa, beneficiando exclusivamente a aquellas empresas instaladas en Gran Canaria o Tenerife. Algo que no se ha cansado de repetir Agustín Márquez, que no ha escatimado esfuerzos para tratar de convencer a los representantes políticos de Lanzarote en el exterior (y en el interior). Todo en vano. No entienden y, si acaso alcanzan a comprender algo, luego no lo llevan a cabo por incapaces o cobardes. Difícil elegir entre las dos cosas, la verdad. Lo cierto es que las harineras de “allá” han podido acumular ayuda sobre ayuda (algunas incompatibles como no se ha cansado de repetir Márquez) que han hecho que sus empresas no sólo sean más que viables, sino que les sobra harina para ahogar a la competencia que no recibe tanto cariño institucional.

 

El sindicato al que nos hemos estado refiriendo y que no ha hecho sangre del empresario (hubiese sido profundamente injusto) cree que con el cierre de esta entidad, la Isla de Lanzarote pierde un referente y se aleja de la diversificación económica que en tantas ocasiones los responsables públicos dicen trabajar. Que una cosa es predicar y otra dar trigo. Nunca mejor traído en este caso. Por cierto, ya que hablamos de sindicatos y de trabajadores, se barrunta tormenta aparentemente de las gordas en el Ayuntamiento de Tías. Comisiones Obreras, en este caso, advierte con  tomar cuantas acciones sean necesarias, tanto a nivel jurídico como de acción sindical. Llegan a este punto tras no hallar acuerdo en la mesa de negociación acerca de las mejoras correspondientes en las horas de trabajo de los operarios municipales. Ya se lo iremos contando.