Top Secret, 17 de octubre de 2018

Somos unos cochinos

Somos unos cochinos
¿Quién no ha visto alguna vez muebles o electrodomésticos botados en solares, descampados o, incluso, junto a contenedores de basura? ¿No es más fácil, y menos molesto, llevarlos a un punto limpio? ¿No es incluso más sencillo aún llamar al ayuntamiento y hacer uso del servicio gratuito de retirada de enseres? Pues aunque no te lo creas, hay mucha gente que ni una cosa ni la otra. Se toman la molestia de dejarlo botado en cualquier parte. Porque es una molestia, en efecto. Lo sencillo es, si tienes coche, cargarlo con los enseres y dirigirte tranquilamente a un punto limpio. Allí hay personal que te indica dónde tienes que tirar cada cosa ya sea metal, plástico, restos de poda o escombros. Sigues sus indicaciones (en ocasiones hasta te ayudan) y vuelves a casa con el deber cumplido. Si no tienes coche el asunto se vuelve aún menos molesto: llamas por teléfono al servicio gratuito de recogida de enseres de tu ayuntamiento y un camión pasará a recogerlo el el día convenido. A la hora indicada. Y problema resuelto. Pero no, hay mucho desaprensivo que prefiere el incivismo de arrojar muebles y cacharros por cualquier parte. Y para ello se toma muchas más molestias.
 
Clandestinamente
Porque, en efecto, botar cosas por ahí, o sea, hacerlo mal, es mucho más complicado que actuar correctamente. De entrada tienes que esperar a que haya algo de oscuridad. No vas a ir a plena luz del día arriesgándote a una sanción. Así que aguardas a que oscurezca, sacas con sigilo las cosas que apilas en casa, las cargas en el coche procurando hacer el mínimo ruido posible y arrancas hacia el sitio pensado previamente para cometer la fechoría. Puede que cuando estés cerca, o a punto de botar porquería, se te aparezca un coche con el consiguiente susto. Incluso alguna vez te habrás tropezado con la policía local, de ronda por el lugar. Así que das una vuelta a la manzana para disimular. Luego te bajan las pulsaciones y te acercas de nuevo hasta lo que han decidido que sea tu particular punto sucio. Por fin nadie a la vista, así que tiras el sofá, el cuadro de la bici y la freidora que ya no funciona. Antes de subirte al coche miras a tu alrededor para asegurarte de que nadie te ha visto. Misión cumplida. Regresas a tu hogar ya de modo menos sigiloso que cuando saliste. Desde luego una noche de emociones, pero muy lejos de ser la más cívica de tu vida. 
 
El retorno del Rey
Con 'El retorno del Rey' se cierra la trilogía cinematográfica basada en 'El Señor de los Anillos', de J.R.R. Tolkien. En su versión cinematográfica porque el autor englobó ese “retorno” en dos capítulos menos dados a lo que hoy día se denomina spoiler. Las dos últimas entregas las llamó 'Guerra del Anillo' y 'El final de la Tercera Edad'. En la política insular, donde a veces lo fantasioso también supera a la realidad, el particular rey que está a punto de retornar es Ramón Bermúdez. Rey del escaqueo, concretamente. El único concejal del PIL en Yaiza (¿y último de la historia?) Daniel Medina, lo confesó en Radio Lanzarote-Onda Cero. Según parece Bermúdez, a quien acusan de haber dejado tirado al partido durante largos meses, volvió a tiempo para que lo nombraran miembro de una comisión negociadora que tiene por objeto buscar acercamientos con Coalición Canaria de cara a las elecciones de 2019. Un previsible final soñado por CC y la peor pesadilla posible para los fundadores del PIL.

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