Sima de Jinámar

La Sima de Jinámar ha sido protagonista de una de las páginas más negras de la historia reciente de Canarias, pues sirvió como lugar para el asesinato extrajudicial y arrojo de un indeterminado número de personas durante la represión que siguió a la sublevación militar del 18 de julio de 1936 y que, básicamente, tuvo como objetivos a dirigentes sindicales y afiliados de las organizaciones republicanas. 
 
La veracidad de estas noticias queda atestiguada por los restos humanos recuperados de la Sima de Jinámar en distintos momentos custodiados en el Museo Canario, entre ellos un frontal con el impacto de un disparo. También respaldan estos hechos testimonios orales recogidos en trabajos de investigación sobre la represión franquista publicados en los últimos años. La Sima una chimenea volcánica de 80 metros de profundidad.
 
Las asociaciones de memoria histórica han mostrado públicamente su deseo de que se recuperen los restos de los represaliados del fondo de la Sima, una empresa que se ha propuesto acometer el Cabildo de Gran Canaria con la ilusión de poder llevarlo a buen término en pro de la convivencia, la justicia y la garantía de no repetición. 
 
Las simas son profundos pozos formados a partir de una fisura o grieta que suele comunicar la superficie con corrientes o cavernas subterráneas. La de Jinámar, formada por una emisión volcánica que irrumpió en una bolsa de agua cuyo vapor generó la oquedad, goza de la máxima protección desde que en 1996 fue declarada Bien de Interés Cultural como Sitio Histórico.

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