Salario, mínimo y europeo

Salario, mínimo y europeo

El salario mínimo va a subir en España y en Europa y tiene pinta de que será más pronto que tarde. El gobierno español acaba de anunciar que lo hará a lo largo de la legislatura, pero sin poner fecha límite y apelando a concertación social en la mesa de diálogo entre patronal y sindicatos. A la vez, la Comisión Europea tiene previsto iniciar en estos días la andadura hacia un salario mínimo europeo, con el objetivo de que todos los países miembros fijen una remuneración mínima equivalente al 60% del salario medio nacional. Es de puro sentido común en un mercado laboral sin fronteras en el que, sin embargo, la diferencia de salario mínimo es abismal. En términos netos, asciende a 27.341 euros en Dinamarca, el más alto, frente a los 2.902 de Bulgaria, el más bajo. España se encuentra un poco por debajo de la media, con 11.573 euros, pero casi a la par con Alemania, Francia o Italia. El otro objetivo subyacente es rescatar a una parte de los 110 millones de europeos que se encuentran en riesgo de pobreza.
 
La nueva agenda social europea pretende implantar no sólo un salario mínimo, sino un seguro de desempleo sin carácter permanente, por lo que sólo se aplicaría en situaciones excepcionales, como sería la reciente crisis económica. Si se salvan los bancos europeos con dinero público, también habría que salvar a las familias; esta es la idea. Según el Parlamento Europeo, si durante la crisis de 2008 hubiera existido un régimen europeo de desempleo, se habrían estabilizado los ingresos de los hogares y se habría atenuado en 71.000 millones de euros durante cuatro años la pérdida de PIB en los Estados miembros más afectados de la zona euro. Palabras mayores, pero palabras que quizá no nos lleguen con claridad si la extrema derecha, su derecha cautiva y la derecha sucedánea se ponen a gritar y nos distraen la capacidad de escucha, que es lo que está ocurriendo. Y lo que va a seguir pasando.

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