RUP, UE y Covid-19

El gran sueño de la unidad europea puede irse al garete. O en un par de semanas sale a relucir el mejor espíritu de los padres y madres fundadores de la Unión, o las poblaciones de muchos países, al menos los del sur, van a ponerse en fila para solicitar sendos Españexit, Portuguexit, Italexit o Francexit. O como quiera que se diga. Si el viejo anhelo de unos Estados Unidos Europeos basado en la primacía de los derechos de la ciudadanía va a quedar nuevamente fulminado por el interés monetario y el lobby financiero, el desencanto y la desafección pueden de ser de una magnitud tal que los que se queden jamás van a conseguir llegar al carajo de lo lejos que los vamos a mandar. Si Adenaeur, Schuman, Bech, Hallstein, Miterrand, Spinelli, Klompé o Weiss, entre otros, levantaran la cabeza, cogían el cinto y metían en cintura a estos mercaderes pobres de espíritu.  
 
El mezquino cálculo en algunos países de la Unión Europea le ha dado la espalda a Francia, España, Portugal… en una situación de emergencia planetaria de proporciones hasta ahora desconocidas. Por eso, resulta poco probable que las Regiones Ultraperiféricas —que son francesas, portuguesas y españolas—, vayan a recibir trato singular alguno en los planes económicos de contingencia que llegaran a ponerse en marcha desde Bruselas. Ojalá me equivoque, porque, en caso contrario, por aquí abajo alguno ya está analizando los datos macroeconómicos de los pequeños estados insulares que hay en el mundo. Por si acaso nos dan puerta —o llegamos a agarrarla—, Cabo Verde no parece el modelo a seguir, ya que su PIB no llega al 4% del de Canarias y su PIB per cápita es casi siete veces menor. Lo acabo de mirar. A ver qué más encuentro...

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