Top Secret, 13 de abril de 2020

Reincorporaciones

Reincorporaciones

Este lunes regresan a sus puestos de trabajo, si los conservan, los que laboran en la construcción y en la industria. Siempre respetando unas normas y protocolos, que es de lo más que tenemos últimamente. Industria en Lanzarote más bien poca, pero afortunados aquellos que regresan hoy a la tarea porque, uno, mantienen el puesto de trabajo y, dos, pueden romper esta rutina del confinamiento que no todo el mundo soporta del mismo modo. También regresan los de la construcción que, esos sí, son más numerosos. En casa queda la inmensa mayoría que, mucho nos tememos, tardará bastante en regresar a sus puestos. Si todavía esos puestos existen cuando se pueda salir de casa. Hablamos del sector servicios, directamente vinculado al turismo. Y, dentro de él, los hoteles y restaurantes. Y la red que se mueve alrededor de ellos: sector primario y distribución. No poca economía mueven en la isla.

Groguis

Como al púgil al que le acaban de caer una sucesión de ganchos y directos, productores, distribuidores, restauradores, chef y cuantos agentes intervienen en el amplio y a veces complejo sector gastronómico, está tambaleándose en la lona de cada una de las ocho islas canarias. Y, como tal, trata de agarrare a las cuerdas con ambas manos y toda la fuerza que les queda. Porque, en efecto, la crisis sanitaria global en la que estamos inmersos, les ha dejado a cero: hoteles y restaurantes cerrados, chefs en el paro, distribuidores con canales cortados y productores sin la amplia clientela de hace, sólo y aunque parezca un mundo, mes y medio. ¿Qué hacer ante esta situación? Lo primero es superar el vértigo inicial. Y lo segundo cambiar el chip, al menos momentáneamente. Y hacerse visibles, aunque parezca mentira, para los “nuevos” clientes que vienen.

Nuevo escenario

El sector es consciente de que, por un buen tiempito, tendrá que apoyarse en el residente. De entrada, por tanto, el universo ha cambiado por completo. Toca reinventarse. Y eso pasa también por hacerse visibles porque en tiempos de vacas gordas, o de vacas, simplemente, en muchos casos era absolutamente innecesario salir a la superficie para vaciar almacenes: abrías por la mañana y cuadrabas a fin de mes. El turismo es así. De repente, los productores quieren vías de distribución, los distribuidores gente a quien distribuir, y, bastante más allá, los restaurantes y hoteles querrán clientes a quienes servir. Y todo eso se irá dando, pero de momento el sector está con la rodilla hincada en la lona y la cabeza gacha. Algunas patronales ya han empezado a moverse y reclaman de las agencias tributarias municipales o insulares que no les pasen el recibo de la basura, porque no generan, ni la ocupación de espacio público por terrazas, porque no las ocupan, ni el IBI de un local que la Ley obliga a tener cerrado… Y que se contemplen los recursos que se tengan que contemplar para que el “nuevo” cliente que queda -el residente canario- sepa de la existencia de tanta gente con tantos productos: guías sectoriales, plataformas de consulta o venta online, campañas promocionales en medios y cuantas iniciativas puedan darse encaminadas a la visibilidad de la que hablábamos antes.

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