Proteger el arbolado

Espero que sea aprobada porque, de serlo, la sociedad canaria y su cámara legislativa habrán demostrado un rasgo de inteligencia colectiva. De momento, el Parlamento de Canarias ha admitido a trámite una iniciativa legislativa popular que reclama una ley canaria de protección del arbolado urbano. La propuesta cuenta ahora con un plazo de tres meses para recoger las 15.000 firmas que se requieren para que sea debatida y votada en el Pleno. 
 
Así que a por las 15.000 rúbricas, y si son 50.000 mil, mejor todavía, para impedir que Sus Señorías se hagan los y las locas, que los habrá a pesar de los tiempos que corren con la emergencia climática. Muy mal deben estar las cosas en las ciudades canarias para que varias personas se hayan visto impelidas a proponer la defensa por ley del arbolado urbano. Y lo están. Son menos importantes que las farolas y los coches, a pesar de que son elementos que configuran, cualifican y embellecen el paisaje de las urbes.
 
La juventud está propiciando que los puretas se pongan las pilas
Los árboles ofrecen lugares de esparcimiento y recreo para la vecindad, contribuyen a crear un entorno más natural y amigable, y, sobre todo, mejoran el medio ambiente. ¿Cómo? Pues purificando el aire, produciendo oxígeno, capturando el CO2, manteniendo la humedad atmosférica, actuando como filtro de pequeñas partículas en suspensión, protegiendo las calles y avenidas de los vientos o grandes lluvias y regulando las temperaturas extremas. Ahí es nada.
 
La juventud está propiciando que los puretas se pongan las pilas. Tanto, que los promotores de esta iniciativa pertenecen al movimiento Parents For Future, un grupo de familias que apoyan a los jóvenes que están luchando contra el cambio climático, si bien se han sumado a la iniciativa los partidos verdes y los grupos ecologistas. Lógico, ya que sólo en las capitales canarias hay unos 100.000 mil grandes ejemplares que fijan anualmente alrededor de dos millones de toneladas de CO2.
 
La nueva ley protegerá todos los ejemplares de cualquier especie arbórea que se ubique en suelo urbano y que cuente con más de quince años de antigüedad o veinte centímetros de diámetro de tronco. Sí, muy mal están las cosas por aquí abajo para que se necesite una ley para cuidar los árboles en las ciudades, cuando en la mayoría de las  ciudades europeas se los considera como un bien común de las urbes. Pues nada, ¿dónde hay que firmar?

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