Predilecto Ildefonso

Me sumo a las voces discordantes con el nombramiento de Ildefonso Aguilar como Hijo Adoptivo de Lanzarote: debería ser Hijo Predilecto. 
 
Tengo para mí que nació en Arrecife y más tarde estableció su residencia en Tahíche. Es un lanzaroteño de pura cepa; moderno que jode, pero conejero de hondura. Las yemas de sus dedos son de arenas de colores, sus ojos dos diapositivas que ya eran digitales en la era analógica y su alma está bruñida de los imperceptibles sonidos de la isla. Aguilar es más de Lanzarote que los hoyos de La Geria.
 
Si el lugar de nacimiento obedece al azar, si no es elegido como sí se escoge, en cambio, el lugar en el que se desea vivir, el accidente geográfico involuntariamente sufrido por Ildefonso Aguilar hace 70 años, al venir a la vida, no le impide sentirse predilecto en lugar de adoptivo. Lástima que los corsés administrativos, pelín anticuados y trufados de moralina, no hayan resuelto ese inoportuno distingo en el Reglamento de Honores y Distinciones del Cabildo.
 
La cosa está así: predilectos los nacidos dentro, adoptivos los nacidos fuera. Pero, ¿dentro o fuera de dónde? ¿De los límites territoriales? Porque esos límites son espirituales. Ya verás qué situación más ridícula más grande cuando toque designar predilecto a un lanzaroteño de varias generaciones cuya madre, en su día, prefirió dar a luz en la seguridad del Materno de Las Palmas de Gran Canaria. ¿Qué hacemos? Porque en el Libro de Familia pondrá que nació en la capital de la provincia… Chacho, arreglen eso y predilectos todos.
 
Ernesto Cedrés

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