Los nuevos pobres

La clase trabajadora está al borde del precipicio. Asalariados y autónomos atraviesan una de las peores crisis que se recuerdan a nivel mundial. La pandemia del coronavirus nos está empobreciendo de forma vertiginosa.
 
Los derechos sociales que hemos ido perdiendo de forma gradual pueden desaparecer en un segundo por una mala entendida recuperación o reconstrucción económica. No puede valer todo. Hay que estar más atentos que nunca a los cantos de sirena que nos tratarán de vender que lo importante es salir de la depresión a costa, otra vez más, de los trabajadores.
Dejar a la clase obrera a la intemperie, sin el respaldo de las fuerzas sindicales, sería nuestro suicidio
 
El esfuerzo no puede recaer exclusivamente en los obreros. El poder adquisitivo de los españoles está cayendo en picado y los hogares con todos sus miembros en paro no deja de crecer. Las ayudas del Estado y las Comunidades Autónomas son el colchón imprescindible para amortiguar el golpe pero debemos estar vigilantes a los recortes de los derechos sociales que tanto sacrificio ha costado conseguir. 
 
Desde la crisis de 2008 se ha denostado a los sindicatos, a los que se les ha culpado de todos los males. Y claro que han cometido multitud de errores pero desde luego no más que el resto de operadores económicos, políticos y sociales. Sería un grave error intentar mermar su capacidad para defender a los trabajadores. Dejar a la clase obrera a la intemperie, sin el respaldo de las fuerzas sindicales, sería nuestro suicidio.
 
El capitalismo salvaje está llamando a nuestras puertas. Las graves consecuencias económicas provocadas por el Covid-19 son el caldo de cultivo perfecto para arrinconar a los más débiles, a los que sobran en el actual sistema de producción. 
Saramago nos recuerda que en la cúspide de la pirámide de la recuperación tienen que estar los más vulnerables
 
Nuestro premio Nobel de Literatura, José Saramago ya lo alertaba en 1998 cuando escribía, en lo que iba a ser su Sexto Cuaderno’ y ahora recogido en el libro El cuaderno del año del Nobel, de los peligros del neoliberalismo más despiadado. “Lo que se está preparando en el planeta azul es un mundo para ricos (la riqueza como una nueva forma de arrianismo); un mundo que al no poder, como es obvio, librarse de la existencia de los pobres, solo estará dispuesto a conservar a los que sean estrictamente necesarios para el sistema”, nos recordaba el escritor luso-conejero.
 
Si César Manrique nos debe servir como guía para la reconstrucción turística de Lanzarote, las reflexiones de Saramago nos recuerdan que en la cúspide de la pirámide de la recuperación tienen que estar los más vulnerables.

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