CULTURA

Las señas de los aborígenes sobre nuestras montañas: una historia que sigue viva

Un ejemplo lo vemos en la Montaña Guatisea, en San Bartolomé. Una montaña con historia y prehistoria, un sitio elegido por los aborígenes de Lanzarote.

Las señas de los aborígenes sobre nuestras montañas: una historia que sigue viva

Patrimonio Histórico del Cabildo de Lanzarote publicaba estos días una serie de imágenes relacionadas con los aborígenes y las señas que estos plasmaron en algunos lugares de Lanzarote. 
 
Se calcula que los primeros pobladores debieron llegar a las islas alrededor del siglo V a.C., por lo que durante casi 2.000 años, los aborígenes vivieron de manera aislada en el archipiélago, creando una cultura propia y un estilo de vida adaptado a un entorno salvaje y volcánico. 
 
En una gran superficie de la montaña, con zonas de material liso, aunque de gran dureza, alternadas con otras de capas de ceniza volcánica, se encuentran muchas manifestaciones aborígenes. Un ejemplo lo vemos en la Montaña Guatisea, en San Bartolomé. Una montaña con historia y prehistoria, un sitio elegido por los aborígenes de Lanzarote.
 
Esta gente vivía en cuevas y chozas de piedra, andaban diseminados por toda la isla, casi siempre en las proximidades de acantilados, barrancos y manantiales de agua dulce. Una historia que de algún modo sigue viva. Hay montañas en las que, como en esta, vemos intervenciones claramente humanas sobre la piedra, canales, cazoletas, canalillos, tacitas, almogarenes...

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