Las que fuimos Juana Rivas

Las que fuimos Juana Rivas

Una sentencia judicial por el caso de Juana Rivas ha generado un masivo apoyo a esta mujer, solicitando el indulto al gobierno, el cual no puede ser considerado en tanto no se produzca una condena firme a la interesada.
 
Cuando todas fuimos Juana Rivas, quisimos creer que era una mujer más, maltratada por su compañero, Arcuri, un hombre que efectivamente cuenta con una denuncia por maltrato pendiente de trámite. Esta es la causa esgrimida por Rivas para su proceso de separación y de apropiación de los hijos de la pareja, y estos hechos son analizados y juzgados por el juez, para condenar a la mujer con pena de cárcel.
 
Cuando las sociedad se echa a la calle ante la que califican como una sentencia injusta y machista, apelan a la condena  a los hijos porque no podrán ver a su madre, y no reparan en que esa es una visión también machista de un universo del que se demanda que sea igualitario y paritario, pues están considerando a la mujer desde una visión patriarcal.
 
Juana Rivas podría haber hecho un flaco favor a la causa de la mujer. En apariencia podría haberse aprovechado de la situación de vulnerabilidad de muchas mujeres maltratadas y asesinadas por sus parejas o ex-parejas. Ha arrimado el ascua a su sardina para salirse con la suya, y, supuestamente, finiquitar la relación con Arcuri y quedarse con los niños. Pocos han querido analizar si Arcuri no será la víctima, aunque ambos lo sean,  pero del desamor y de la ruptura a la que conduce.
 
Salimos a la calle en la confianza de que acudíamos al auxilio de la parte más frágil de la pareja
 
De haber obrado así, Rivas merece calificativos duros, porque haya quebrado la confianza de quienes le han apoyado y de las mujeres maltratadas, y todos ellos, aunque sea efectiva la responsabilidad de Rivas, no pueden abandonarla ahora porque sería como abandonar a todas las mujeres desamparadas. Aunque sepan que ha podido mentir y que no ha sufrido desamparo nunca. 
 
Se condena a los hijos si Juana Rivas sufre una pena de cárcel, pero no se les condena si el que sufriera una injusta condena fuera el varón. Vuelve a ser una visión machista que incapacita a uno de los cónyuges, en este caso al varón,  para el cual, de haber sido el caso, nadie  va a recoger firmas porque que esos pobres niños se queden sin padre y se les condene también.
 
Todo se ha sacado de madre, todo. Todas salimos a la calle en la confianza de que acudíamos al auxilio de la parte más frágil de la pareja. Todas nos pasamos tres pueblos antes de que la justicia emitiera su dictamen y todas nos los pasamos cuando la justicia habló. Pudimos ser engañadas, pero ello supone que todas deberíamos reprender a Rivas por la farsa, por habernos utilizado. Y sí, los niños tienen padre, que ejerce con aparente juicio y responsabilidad frente al también aparente desvarío de una aprovechada. 
 
Hasta en algunas manifestaciones como colectivo, parece que las mujeres sacamos un evitable rejo machista, corporativista y sesgado.

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