Las mentiras tienen las patas muy cortas

Con esta nota de prensa queremos cerrar un capítulo que a nuestro parecer no tenía que haber tardado tanto tiempo en resolverse, si las personas implicadas en la compra de las mismas no hubieran mentido tanto, más concretamente el anterior consejero de los CACT. Ante nuestra denuncia, Echedey Eugenio dijo por activa y por pasiva que no tuvo lugar la compra de tales cestas de navidad, calumniando al Comité de Empresa e intentando como siempre dejarnos por mentirosos y lo que es más grave engañar a los ciudadanos. 

 

Por fin hemos llegado al final de este camino, en su momento ya aportábamos la factura de compra y ahora además también hemos sido conocedores de varios detalles. El pasado sábado en el Consejo de Administración, el nuevo consejero delegado nos pone en conocimiento que había pedido un informe al jefe de Compras de los Centros sobre la compra de las cestas de navidad de 2017, y este le contesta un e-mail y le relata cronológicamente los acontecimientos de la compra y destrucción de las mismas. 

 

Según el email que el consejero delegado leyó en el Consejo de Administración, dice lo siguiente: 

“El 17 de noviembre de 2017 la directora de Recursos Humanos, solicita la compra de cestas de navidad a los trabajadores, unas 320 cestas. El mismo jefe de Compras le indica que no sería lo correcto ya que ningún otro personal del Cabildo va a recibir ningún tipo de aguinaldo. Es entonces cuando baja el consejero delegado y reitera que hay que comprar las cestas y que no se preocupe de nada que todo está controlado. Pasaron unos días y se comunica que no se puede repartir el aguinaldo ya que no se ha repartido en el Cabildo y los CACT  no iban a ser diferentes y se ordena que se lleven al economato del Monumento del Campesino y que una vez allí se distribuyan los artículos de las cestas entre las tiendas y los restaurantes”. 

 

Y hasta aquí la historia de las cestas. Insistimos en la responsabilidad de informar a la ciudadanía de la verdad del asunto y lo poco que costaba asumir su error y habernos dicho la verdad desde el primer día, y no esperar tanto tiempo e intentar continuar con una guerra absurda, para llegar a la verdad que por fin conocíamos el sábado.