REDUCIR, REUTILIZAR, RECICLAR

Lanzarote, la isla donde proliferan los contenedores

El municipio de Arrecife, con 588, tiene desplegado el mayor número de unidades, mientras que Tinajo sólo cuenta con 106.

Lanzarote, la isla donde proliferan los contenedores

Lanzarote cuenta con 2.447 contenedores de recogida selectiva de envases, papel/cartón y vidrio, según datos referidos a mayo de 2017. ¿Son muchos o pocos? En general, el número de contenedores de recogida selectiva existentes en los municipios lanzaroteños está muy por encima del mínimo deseable. El municipio de Arrecife, con 588, tenía desplegado el mayor número de unidades, mientras que Tinajo sólo contaba con 106, aunque su población es nueve veces menor.
 
Para un núcleo urbano de más de cincuenta mil habitantes como Arrecife, el mínimo que se despacha es un contenedor por cada quinientos habitantes. En la capital insular la proporción es de cien; está bastante bien. En las poblaciones entre cinco mil y cincuenta mil habitantes, el mínimo es un contenedor por cada cuatrocientos. En esta franja, los seis municipios restantes de Lanzarote también superan ampliamente la ratio. 
 
A mayor número de contenedores, más volumen de residuos se recogerá
 
Para que la recogida selectiva sea lo más eficiente posible, a mayor número de contenedores instalados por habitante, más volumen de residuos se recogerá. Es de cajón, ya que al acercar los contenedores a los usuarios, menor distancia tendrán que recorrer, lo cual juega a favor de la cantidad de residuos que son depositados en su interior.  
 
Estos datos sobre contenerización vienen bien para recordar algunas reglas básicas sobre a recogida selectiva. Contenedor verde: hay diferenciar el vidrio del cristal a la hora de su reciclado. Por eso, no se debe depositar bombillas, vasos y copas de cristal, cristales de ventana rotos, espejos, gafas, frascos de medicamentos, productos de cerámica o porcelana, productos de loza, tapones, chapas o tapas de los propios tarros o botellas de vidrio o tubos fluorescentes.
 
En el iglú de color verde debemos depositar las botellas de vidrio de cualquier color, frascos de conservas, tarros de alimentos, recipientes de vidrio o frascos de vidrio como los de las colonias o los productos de cosmética. Y si se quiere sacar nota, al quitar el papel de los tarros y botellas de vidrio de los alimentos y separarlos de las tapas, estaríamos contribuyendo de forma muy significativa en la cadena de reciclado. De introducirlos lavados ni hablamos: de cum laude.
 
Existen ciertos productos que no deben depositarse en los recipientes amarillos
 
En el contenedor amarillo deben depositarse todos aquellos envases identificados por el conocido símbolo del punto verde. Entre los objetos de metal se encuentran las latas de conservas, botes de refresco o cerveza, chapas, tapas o tapones de metal. Los objetos de plástico más comunes son las botellas de plástico y bricks, los envases de productos lácteos, los recipientes de plástico de los productos de aseo y limpieza o los platos y vasos desechables. Se recomienda depositar los envases plegados o compactados para ahorrar espacio y no introducir unos envases dentro de otros.
 
Asimismo, existen ciertos productos u objetos que no deben depositarse en los recipientes amarillos: biberones, bolígrafos, cajas de madera o de cartón, calculadoras, calderos de cocina, cepillos de dientes, cintas de vídeo y música o CD, cubiertos metálicos o plásticos, cubos de plástico, guantes de goma, juguetes, materia orgánica, persianas, pilas o sartenes.
 
El azul es el destinado al papel y cartón, y no parece tener mayor complejidad. Aquí se recomienda plegar al máximo el papel y cartón con el fin de ahorrar el máximo espacio posible, así como retirar las grapas, los canutillos y los plásticos que vengan incorporados en el papel y el cartón.
 
Por último, resta el contenedor gris o verde oscuro, el de toda la vida. En él debemos depositar todo lo que no sea reciclable: cerámica y loza, copas y vasos de cristal, cristales de ventana y espejos, compresas y tampones, pañales, papel higiénico, papeles sucios, restos de alimentos, papel plastificado o fotografías. Y todo lo demás, al punto limpio.

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