Top Secret, 15 de febrero de 2018

La quiebra de Arrecife

La quiebra de Arrecife
¿Qué ex alcalde de Arrecife al que piden 10 años de cárcel por, supuestamente, contribuir a saquear las arcas municipales, dice que si no se aprueba el Plan General el ayuntamiento irá a la quiebra? Vale. Habrá que reconocerlo. Otras veces hemos puesto un poco más difícil el acertijo inicial. Esta vez sólo hay que teclear en Google “José Montelongo, Caso Montecarlo” para que te aparezcan 3670 resultados en el tiempo récord de 0'39 segundos. Es lo que tiene Google, que no sólo es efectivo sino que se pavonea de ello. Sin pasar de la primera página de los resultados que arroja el buscador (¿conocen a alguien que haya accedido a la segunda página? Dicen que es un buen lugar para esconder un crimen), nos encontramos con que Montelongo dimitió como alcalde de Arrecife y que la Fiscalía le pide 10 años de cárcel y le impuso una fianza de 1'9 millones de euros al considerarlo autor de los presuntos delitos contra la administración pública en su modalidad de prevaricación, fraude y malversación de caudales públicos. Naturalmente una cosa está relacionada con la otra. Causa-efecto. Imputación-dimisión (aunque le costó lo suyo y al final 'se la trajeron' se Madrid, la dimisión). El Fiscal cree que el importe fraudulentamente abonado por el Ayuntamiento de Arrecife a varias empresas asciende, “sólo entre los años 2008 y 2012”, a  más de 3,5 millones entre facturas presumiblemente infladas y servicios no prestados. De eso, y otras cosas, va Montecarlo.
 
Una pasta
Tres millones y medio de euros, tirando por lo bajo, es mucha pasta. Los políticos lo traducen a pesetas cuando quieren sacar pecho en el caso de inversiones en positivo. Hagamos lo mismo: estaríamos hablando de casi 600 millones de las desaparecidas pesetas. Un dineral, efectivamente. Suficiente, este sí, para mandar a la quiebra al 90% de las empresas de la isla y hacer tambalear las arcas municipales del ayuntamiento de Arrecife, que ya venían con estocada profunda desde los tiempos de otra gran alcaldesa, que ya ustedes recordarán, Rolex mediante. Y en todo caso, si no es para mandar a la quiebra al ayuntamiento del Puerto, al menos es para dejarnos huérfanos de alguna que otra acera, piche, semáforos, luminarias y cosas por el estilo. Curiosamente lo que más piden los vecinos. En todo caso como de teoría vamos sobrados, pero de práctica justita, el ex alcalde de Arrecife José Montelongo, ha ilustrado a los actuales munícipes en el arte de las buenas políticas. Ha sido en el diario Canarias 7 donde, de camino, hemos conocido que está estudiando derecho (al paso que va la burra le da tiempo a la autodefensa en Montecarlo) y que entre lo peor que le pasa a Arrecife actualmente es que hay ratas. Debemos interpretar a qué se refiere.
 
Las tres “M”
Montelongo, a un paso del juicio por Montecarlo, quería un Mamotreto en el Islote del Francés, a mayor gloria de Jaime Cortezo Mártir. Si vamos otra vez a Google (¿Cuántas veces al día vamos ahí?) y tecleamos “Montelongo, Islote del Francés”, el buscador nos devuelve 1520 resultados en un tiempo de 0'51 segundos (esta vez le ha costado más, o está cansado ya de tanto Montelongo). La maldita hemeroteca nos recuerda que la idea del ex alcalde ex socialista era permitir un edificio alto y largo que impidiera ver el mar para alivio de los amantes de la montaña. La versión facilona por la fatiga que da negociar con empresarios y convencerlos de que lo mejor es otra cosa. Hacer política, en definitiva. No negocios. Ocurre, no obstante, que el ejercicio de la política en Lanzarote está lleno de ejemplos de lo contrario: empresarios que acaban convenciendo a políticos. Y lo hacen con los más variados argumentos. Está por venir, esperemos que en primavera, el reguero de juicios que irá clarificando las cosas. Porque a la historia de Arrecife le falta un trocito para estar completa. La ciudadanía merecemos que se cierren todos los capítulos abiertos.

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