La avenida del embuste

Por mucho repetir un embuste, este no va a convertirse en verdad, aunque a fuerza de repetir una mentira habrá quien se acostumbre a escucharla y la ignore. También esa será una victoria para los defensores del regreso de la circulación motorizada, como lo ha sido la misma reapertura de la avenida marítima al tráfico masivo. Dos victorias, sustentadas en una falta a la verdad, la de los auténticos motivos de la reapertura, supuestamente motivada por los daños que provocó el cierre y que se concretan en la muerte de la antigua zona comercial del centro de Arrecife y la caída de la actividad comercial.
 
Se quiere ignorar la realidad. Y esta es que las calles están llenas de gente en horario comercial, que la plaza de la iglesia los sábados sea un éxito de ventas y de flujo de gente y que quien no compra en los comercios será porque los tiene mejores en los centros comerciales que proliferan por el municipio y sus alrededores. O en Amazon.
 
Los hábitos de los consumidores han cambiado y lo han hecho aquí y en todos los lugares, tanto como para observar que hasta los aeropuertos son gigantescos centros comerciales con notable éxito. También es cierto que, en el centro de Arrecife, la actividad comercial de calidad no se resiente por esa fábula que pretende imponerse desde varios frentes: Coalición Canaria, Partido Popular y Cámara de Comercio entre otros, guardianes del particular interés de unos pocos empresarios.
 
El punto de partida es radicalmente diferente: la ciudadanía apela a calidad de vida, los de la reapertura al beneficio de unos pocos
Si los mencionados mostraran su preocupación porque a Marina Arrecife no accede nadie y esto lo vincularan al cierre de la avenida y no a los déficits del lugar, deberían de haberse concentrado en solicitar la apertura para dinamizar el centro comercial del muelle deportivo. Pero les debió resultar tan sesgado y grotesco pelear por el interés de dos empresarios que, por no pasar vergüenza, fabularon con los daños al centro de la ciudad para dar crédito a aquella demanda. En mentir no ha habido reparos. Por cierto, un relativo fracaso que tiene sus inicios mucho antes de que se cerrara parcialmente la avenida y que habría continuado con la avenida abierta. 
 
No puedo dejar de valorar cómo dos ciudadanas son capaces de mirar a un mismo punto y ver dos realidades tan diferentes, porque mirar a un agujero es ver un agujero. Bien es verdad que el agujero tendrá mayor o menor entidad dependiendo de cuán agraviada se sienta una y otra por la presencia de aquél, o porque el mismo sea responsabilidad de una y dañe a la otra. Objetivamente el agujero existe, tiene unas dimensiones, pero puede manipularse la información sobre dicho agujero en función del interés de una de las partes. Es lo que en apariencia se ha hecho con la avenida, señalar el fracaso de la medida anterior de cierre cuando para mí, y para muchos más, es un éxito. De ahí la apelación a la mirada tan diferente por parte de dos ciudadanas sobre un mismo aspecto. Realmente, el punto de partida es radicalmente diferente, la ciudadanía apela a calidad de vida, los de la reapertura al beneficio de unos pocos.
 
“Las calles se llenarán de movimiento y de gente y se reactivará la actividad comercial”. Si me dijeran esto de forma abstracta como apreciación del resultado que se espera de un proyecto que emprende el ayuntamiento en un lugar poco conocido, estaríamos observando la alta autoestima, la gran seguridad, o el interés, de quien afirmara esto.
 
Vehículos circulando desde el Gran Hotel en dirección a Marina Lanzarote no equivale dotar de vida ni llenar la calle de gente
Pero, si quien defiende esto sabe que es falso, que no es un proyecto para la ciudadanía, sino el sesgo para beneficiar a un centro comercial, causaría estupor que alguien se la juegue de una forma tan burda, porque los vehículos circulando con gente en ellos desde el Gran Hotel en dirección a Marina Lanzarote no equivale a dotar de vida ni llenar la calle de gente, al modo que se entiende lo que significa llenar una ciudad de gente. Ni mucho menos los vehículos, per se, van a reactivar nada más que el asfalto.
 
La reapertura de la avenida se ha hecho en un  sentido, desde el Gran Hotel hasta el puerto deportivo, dando la impresión de existencia de lealtades a un sector del empresariado y voluntad de complacerlos. Esto deja en la cuneta a un amplio colectivo de ciudadanos que también hacen ciudad y que queda desasistido y exhausto de que la sabiduría y el interés general estén ausentes en esta decisión. Para muestra un botón: cuando se han establecido los límites de la apertura, se ha dicho entre una instalación hotelera y otra comercial, cuando pudo manifestarse entre la playa de El Reducto y Puerto Naos. 
 
Por aportar algo más, nadie parece querer cuestionar que el problema del centro comercial del muelle deportivo es que igual lo que sobraba es la actividad comercial, pues la parte deportiva parece bastante dinámica, aunque puestas a aceptarla, es probable que tenga un grave problema difícilmente resoluble que es la orientación de las instalaciones abiertas al norte. En su favor habrá que decir lo mismo que se ha afirmado para el centro de la ciudad: hay restaurantes a los que les va de primera. Tristemente, determinada actividad comercial del centro de la ciudad no levantará cabeza, y menos aún cuando abra el nuevo centro comercial de Garavilla.

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