Top Secret, 31 de enero de 2020

Impactos

Impactos

Sólo en la jornada de este jueves el nombre de Lanzarote ha salido vinculado al video clip de la canción de España en Eurovisión y a un reportaje amplio en la televisión pública francesa. Y así cada día. Cuando empezó a calar entre la opinión pública la auténtica burrada de dinero público que costó el museo submarino del hasta entonces desconocido artista británico Jason DeCaires, Pedro San Ginés y su escudero Echedey Eugenio ordenaron repetir a la militancia de Coalición Canaria, y repitieron ellos mismos, los millones de euros que hubiese costado la publicidad que se le hizo a Lanzarote en los medios de todo el mundo. Eso el día que tenían la calculadora a mano. El resto de la semana era “incuantificable” la pasta que nos ahorramos en promoción. DeCaires fue menos modesto y declaró en algún medio que él y su obra habían puesto a Lanzarote en el mapa y el nombre de César Manrique era conocido en Japón y algún sitio más de allá lejos. Eso es lo que tuvimos que aguantar los conejeros: el gasto en dinero público de ese pastizal, más el alquiler de un local en Marina Rubicón, más algún pasaje anual a su pueblo, más algunas cosas que todavía no sabemos. Y encima agradecerle que nos hiciera el favor de quitarnos el cachorro para aparecer presentables en el mundo.

A diario

Y solo en la jornada de este jueves, el nombre de Lanzarote se ha asociado al vídeo clip de la canción que representa a España en Eurovisión, con el intérprete Blas Cantó y a un reportaje que la televisión pública francesa dedicó a Famara y Costa Teguise. Y así cada día, sí. El vídeo de la canción, por cierto, iba anoche por cerca de 235 mil visualizaciones en el canal del cantante. Lanzarote no necesita de ninguna nueva instalación para que su nombre suene en el mundo. Cada día, por variadas razones, lo hace. Y no está de más que haya quien contribuya que eso siga siendo así, claro. Pero que no nos vendan la moto de que gracias a una cosa en concreto la isla “se ha posicionado”. ¡Arranquen! La grandeza de Lanzarote está en el inmenso poder de la naturaleza, que la ha hecho distinta a todo, y a la sabia intervención de César Manrique que este sí, sin duda, fue quien nos puso en el mundo.

El museo

Poco a poco se va conociendo con claridad la intención del actual gobierno en el Cabildo. No más dinero público sumergido ahí. O se abandona o se arbitra alguna medida para cederlo a quien quiera gestionarlo. Y ahí sabremos el verdadero interés de esa instalación. Y aprovechamos para reiterar, porque lo hemos dicho ya varias veces sin ningún éxito para los que leen lo que quieren, que nada tendríamos que criticar si desde el principio ese museo se hubiese hecho con aportaciones privadas. De Caires, su mecenas, una vaca entre amigos -o crowdfunding, que se llama ahora- o los empresarios beneficiados por la hipotética avalancha de submarinistas haciendo cola para verlo. Cualquier cosa. Si tiene permiso, la iniciativa privada que haga lo que buenamente le dejen. Ahora, regalarle ese millón de euros, entre pitos y flautas -si no nos quedamos cortos- para que un artista haga en Lanzarote lo mismo que había hecho ya en Cancún, sí nos parece criticable. Por cierto, que Cancún tampoco ha necesitado de esa instalación submarina para sonar en el mundo.

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