Gladys volverá

Gladys Acuña ya es ex alcaldesa de Yaiza. En realidad lo será formalmente en cuanto termine el Pleno que ha sido convocado para este viernes a las 10 de la mañana. ¿Finaliza aquí la historia política municipal de esta mujer? Si alguien piensa eso está equivocado. Es no conocer a esta abogada que llegó a la alcaldía sureña por primera vez en febrero de 2008 después de desbancar a José Francisco Reyes que ya por aquellas fechas era más que un sospechoso. Y enseguida entenderán a que viene recordarlo ahora. Digamos, de momento, que Gladys ha dimitido casi que en el mismo instante en que le ha sido notificada la sentencia. Y si es verdad que la Ley ya le obliga a ello (no caben más especulaciones) no menos cierto es que podía haber esperado un tiempito hasta que los papeles oficiales de la condena llegaran al ayuntamiento y fueran debidamente registrados. Sin embargo ha actuado con celeridad. Y lo ha hecho porque no ha dado esta partida por terminada. No sólo le cabe recurso de casación ante el Tribunal Supremo sino que hoy mismo ya ha dicho que este viernes se presenta en el Registro. Ni un minuto que perder. Tiene prisa por que se demuestre su inocencia (está convencida de ello) y además contempla la posibilidad de que el Alto Tribunal deje en nada su inhabilitación y pueda volver a presentarse en las elecciones municipales de 2019.

 

El partido de ida lo ha perdido dos a uno. Dos votos han decidido su condena mientras un tercero firmaba un extenso voto particular no sólo opinando lo contrario que sus compañeras sino argumentándolo de modo amplio y profundo. Y quien ha hecho esto no es un cualquiera. El voto particular lo firma el presidente del Tribunal de Justicia de Canarias, Antonio Doreste. Ha sido el estímulo definitivo que Gladys necesitaba para plantarse ante el Supremo esgrimiendo razones jurídicas y su tradicional perseverancia. Precisamente esta última es la que nos puso sobre la pista, hace años, de que estamos ante una mujer que no se rinde fácilmente. Nos remontamos a la legislatura 2003/2007. José Francisco Reyes gobernaba un ayuntamiento hundido por las deudas pese a estar asistiendo a un desaforado boom de la construcción. En su papel fiscalizador la entonces concejal en la oposición pretendía hacerse con los expedientes urbanísticos que manejaba el ayuntamiento y que olían peor que mal. Pero Reyes puso sus condiciones.

 

El ex alcalde, defensor de los promotores como también luego se demostraría en el juicio, le negó a Gladys copia de los expedientes. La orden a la Oficina Técnica fue tajando: prohibido sacar ni un papel de ahí; prohibido hacer copia de ningún documento de la oficina. ¿Y qué hizo Gladys? ¿Rendirse? ¿Bajar los brazos?¿Anunciar que iría a los Tribunales para que le dieran la razón ocho años después? Igual esto último lo pensó, o lo hizo. No recordamos bien. Lo que sí hizo la entonces concejal fue plantarse con un fleje de folios y un lápiz y empezar a copiar a mano toda la información de los expedientes sospechosos. Y eran unos cuantos, como también todo el mundo sabe. Por ello dudamos mucho que vaya a rendirse. Y a poco que pueda volverá a la política municipal. Está convencida de que no ha hecho nada malo. Y le avala el presidente del más alto tribunal de Canarias. Claro que para ganar un pleito, como se le oía decir a Olarte una y otra vez, hacen falta tres cosas: tener razón, demostrar que tienes razón y, por último,  que te la den. Y además que todo esto ocurra antes de que se convoquen los comicios del 19.