Gays a la derecha, maricones a la izquierda

Gays a la derecha, maricones a la izquierda

Orgullo, lo que se dice orgullo, y tenerlo por la condición sexual, como que no. Fue Orgullo Gay cuando el resto de la población disfuncional —si hacemos uso de palabrejas retrógradas utilizadas por reaccionarios— apenas sacaban un dedo del armario, y fue Orgullo por necesidad de sobrevivir.
 
Transgéneros, homosexuales, heterosexuales, lesbianas... ahí no se acaba la naturaleza humana, pues mucho más variada  y entretenida es y la conoceríamos mejor  de no andar metiendo mierda a los seres humanos que pululan por nuestra vida. Si nos dejara de interesar con quién se lo haga nuestro compañero de trabajo, o el panadero de la esquina, para condicionar una relación entre seres humanos al con quien se lo hace, esto pintaría mejor.
 
Lo del Orgullo viene de la pelea por normalizar lo que es tan viejo como la humanidad
Debo reconocer que lo del Orgullo viene de la pelea por normalizar lo que es tan viejo como la humanidad y que, cíclicamente, se penaliza por parte de recios varones cristianos y prolíficas hembras que no sé que temen y qué peligros ven en las relaciones que otros seres humanos practican en la intimidad. No debería existir manifestaciones tipo Orgullo ni reivindicaciones públicas de con quién me acuesto, y si existen es que algo falla en esta sociedad, que donde tiene sus ‘enfermos’ es en esa caterva de energúmenos que persiguen a otros ciudadanos por su condición sexual y que imaginan qué y cómo se lo hacen —¡qué coño les importará!—.
 
Por todo el espectro social se reparte esta suerte de lotería que es la variada sexualidad existente: la iglesia, la política, la empresa... y, antes, en las familias de toda condición. Y en el amplio abanico ideológico, que nada tiene que ver con camas, estarán representados gays y lesbianas, y todo lo demás, incluso heterosexuales. De todo, por tanto, en el PSOE, en Podemos, en VOX, en el PP o en Cs, por nombrar sólo a algunos. Y que me digan que no, que en VOX son todos puros.
 
En el Orgullo se pide lo que se niega a Cs y a sus votantes lgtbi
Montársela a Cs en la cabalgata del Orgullo, asunto que sigue trayendo cola, no me resulta estético, viniendo de quienes reclaman un espacio —para todos hay espacio— en una sociedad en la que todos cabemos, porque en el Orgullo se pide lo que se niega a Cs y a sus votantes lgtbi. La realidad es que ningún partido debería hacer referencia alguna a las intimidades de nadie, a no ser que hablemos de relaciones no consentidas, ya sea con menores o por la fuerza. La palma se la llevan los curas; contra los curas violadores sí que hay que hacer causa común, y contra los abusones de mujeres, o contra los depravados que fuerzan. Nadie por heterosexual, por homosexual, por lesbiana, es, per sé, un delincuente ni un depredador sexual como quieren creer algunos respecto de otros.
 
Y sí, el Orgullo es un fiestón donde no todos los gays se sienten representados ni falta que hace. En el marco en que nos movemos, que cada cual haga con su libertad lo que quiera, que hueco hay para todos, que, como decía Pedro Zerolo, la diferencia entre ellos y nosotros, es que ellos tienen cabida en la sociedad a la que aspiramos, pero nosotros no cabemos en la que ellos quieren imponer. O algo así.

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