Franco en Arrecife

Aun es perceptible la huella del franquismo en Arrecife. El dictador estuvo en la isla en 1950 e inauguró el Hospital Insular. También se acondicionó con un aire neo canario la plaza de la iglesia de San Ginés, la que hoy conocemos y que exhibe un aspecto marchito ante la indiferencia institucional. Algunas calles cambiaron de nombre el otro día y otras han recuperado los que tenían antes del golpe de estado que liquidó la II República y que, bajo el eufemismo de los 40 años de paz, impuso un estado de terror y de negación de las libertades. Pero, inexplicablemente, quedan vestigios de la dictadura, como en la misma plaza de la iglesia, puesto que se conserva en el centro del espacio un monumento en apariencia religioso, pero que en realidad es de claro sello franquista. Como el Valle de los Caídos, pero en pequeña escala.
 
Menos la vegetación, todo lo demás debería ser demolido. La placa situada casi a ras del suelo y orientada al norte muestra un símbolo inequívocamente franquista, una laguna de la aplicación de la memoria histórica que debe ser reparada. Este 20 de noviembre, el día que murió el dictador, es una buena fecha para subrayar este desliz de las autoridades locales y enfatizar que todavía quedan muchos nostálgicos del régimen deseosos de aplicar mano dura y meter en cintura a los que piensan diferente. Y eso es mucho más preocupante que los símbolos, porque se sienten impunes e inmunes.

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