Top Secret, 27 de septiembre de 2019

Formas

Formas

El año pasado, y el anterior, y el anterior del anterior, el discurso presidencial del Día Mundial del Turismo iba preñado de soberbia y matonismo. Un par de frases perdonavidas y algo de jabón a los propios del partido. Dicen que las comparaciones son odiosas. Pero necesarias. Venimos de una década donde el gobierno parecía el enemigo del resto. Partidos de la oposición, trabajadores de los Centros Turísticos, medios de comunicación, periodistas y todo el que pasara cerca y osaba no sonreír o reverenciar, era sistemáticamente señalado como enemigo del pueblo. Por supuesto, también la Fundación César Manrique. Los discursos del Día Mundial del Turismo sonaban ásperos, escritos en papel de lija. Los gestos evocaban a los (malos) porteros de discoteca. El ambiente era tan denso que, se suele decir en estos casos, se podía cortar con un cuchillo. Y, de repente, la cueva se lo ha tragado todo. En realidad, fueron las urnas, pero la cueva ha sido testigo de ese cambio.

El discurso

Los Jameos del Agua fueron el escenario, este jueves, de un discurso presidencial cargado de aliento y esperanza. De autoestima y puesta en valor de las gentes y las empresas de la isla. Unas palabras siempre necesarias. Más, si cabe, en esta semana llena de zozobra económico emocional por el susto de Thomas Cook, tras el susto de Ryanair y previo a los sustos del Brexit y la recesión en la zona euro. María Dolores Corujo supo elegir las palabras a pronunciar y cargó de energía a unos actores del turismo que entraron al auditorio con cierto aire de melancolía y salieron dispuestos a dar la razón a la presidenta del Cabildo de Lanzarote. De toda Lanzarote. Y La Graciosa. Al final de la gala del Día Mundial del Turismo ya no quedaba ni rastro del profundo olor a azufre que se había adherido a las centenarias rocas. Dicen que en la economía también se dejan notar los estados de ánimo. Mucho mejor, por tanto, regresar a las tareas cotidianas con esa sensación de que te puedes comer el mundo. O que, al menos, no estás dispuesto a dejarte engullir tan fácilmente.

La medalla

Y en esa gala, más en este año, César Manrique. Pero como elemento cohesionador y de respeto general. Precisamente pocas horas antes se conocía que la Universidad de La Laguna (ULL) ha decidido otorgarle la Medalla de Oro, a propuesta de la rectora Rosa Aguilar. La Medalla quiere expresar el reconocimiento “a personas individuales o entidades, nacionales o extranjeras”, que tengan una distinción reconocida a nivel internacional. Se quiere así destacar la huella de César en la institución académica, pues dos grandes murales de gran formato ubicados en la Sección de Náutica, Máquinas y Radioelectrónica Naval llevan su firma. Además, la institución cuenta con una cátedra cultural dedicada a su obra, cuyo director, el catedrático de Historia del Arte Francisco Galante, es quien ha elaborado el informe sobre la candidatura a la medalla presentado ante el órgano colegiado. La ULL se ha volcado en actos que conmemoran el centenario. ¡Qué gran orgullo!

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