Faltan árboles

Faltan árboles en la acera del Parque Viejo. No uno o dos, sino un buen puñado, pero parece que nadie se ha dado cuenta, nadie los echa en falta. Seguramente porque nadie con mando en plaza transita por la acera del Parque José Ramírez Cerdá, contigua a la Avenida de la Marina. Un día los talaron, a ras. La mayoría, o todas, eran palmeras importadas, esmirriadas, que nunca lograron prosperar y jamás consiguieron lucir como las canarias. La motosierra hizo su trabajo hace ya demasiados años, dejando los alcorques con el muñón visto de lo que un día fue un ejemplar que, con mayor o peor fortuna,  intentó embellecer una calle de la ciudad.

 

Pasan los meses y los años, y muchos alcorques situados en la acera del Parque Viejo siguen extrañando una palmera o un árbol que los habite y dé sentido a su existencia. Alguna década de estas, quizá la empresa encargada del ¿cuidado? de las zonas verdes de Arrecife caiga en la cuenta de que faltan algunos ejemplares y los reponga. Hasta tanto, cuando pega el sol, no hay quien pasee por ese parque porque no hay sombra bajo la cobijarse, ni por la acera, por lo mismo, ni por la acera de enfrente, exactamente por lo mismo. Lo que está en decadencia no es el comercio, que siempre fue testimonial en esa zona, sino el tránsito y el paseo porque, sin espacios de sombra, te agarra el solajero y te derrite la sesera. Y, precisamente por eso, la gente va y viene por las calles de atrás, buscando la sombra.

 

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