Top Secret, 4 de mayo de 2020

Enseñanzas

Enseñanzas

Esta larga crisis sanitaria, que nos tiene confinados desde hace mes y medio largo, nos ha reafirmado en dos certezas: la Sanidad ha de ser pública y la Educación pública ha de cambiar el chip. Ambas aseveraciones no precisaban de una cruda pandemia para sostenerse. Aun así, se ha hecho más evidente la necesidad de defenderlas en los foros políticos precisos para ello. Impensable qué podría haber ocurrido de gestionarse esta crisis desde las compañías de seguros de la salud. Quizá en las residencias de ancianos tengamos alguna pista de lo que nos esperaría. La apuesta por la Sanidad pública, el respeto por sus profesionales, que va mucho más allá de aplaudirles cada día a las siete, no ha de desaparecer de las agendas políticas. No al menos en un mundo permanentemente amenazado…por nosotros mismos. El epidemiólogo español, doctor en Epidemiología y Salud Pública por la Universidad de Harvard y catedrático de la Universidad de Valencia, José María Martín Moreno, sostiene que "La invasión de ambientes antes despoblados (donde existen patógenos desconocidos para nosotros) facilita la expansión de agentes infecciosos". O sea que habrá más pandemias y puede que más peligrosas.

Online

Y lo que también ha puesto en evidencia el confinamiento es que la Educación pública no está, ni mucho menos, preparada para tirar de lo virtual cuando lo presencial desaparece. ¿Las razones? Falta de medios en las escuelas, de recursos en no pocos hogares y que no todo el profesorado está preparado para impartir una enseñanza 3.0. Cada uno en su casa, aquellos que tengan descendencia en edad de estudiar lo que sea, habrán sido testigos de lo que les decimos. Algunos claustros han estado faltos de reflejos ante la nueva realidad, la administración lenta en la dotación de medios a las familias y, dentro de estas, se ha puesto más de manifiesto que nunca la escandalosa dimisión de muchos padres en su obligación de procurar una educación a sus hijos e hijas. Cuando se les ha llamado para el apoyo, sencillamente, no sabían cómo hacerlo

3.0

La política de barracones y de sustitutos nombrados cuanto más tarde mejor para ahorrarnos el sueldito, que durante largos años ha presidido las políticas educativas en Canarias se manifiesta ahora de mil modos distintos. Hasta el momento conocíamos la vara de medir de los informes PISA y similares en los que aparecemos en los puestos de cola. Ahora ya le podemos añadir la deficiente preparación en todo lo digital. Y esa es una tarea en la que ha de ponerse el gobierno sí o sí. No sea que en otoño nos visite la versión 20 de la Covid o que metamos las manos donde no debemos y se nos aparezca un virus nuevo. Una mayor apuesta por lo digital, una preparación adecuada en el profesorado cuyas competencias en el 3.0 anden justitas, una alfabetización digital en los ambientes más desfavorecidos y una buena red de internet, sólida y veloz, empieza a ser lo más conveniente. Esto último, además, favorecería el teletrabajo que también parece que ha llegado para quedarse. En fin, que, si nos estábamos haciendo los remolones, vino el bicho y nos ha espabilado de golpe.  A un alto precio, es cierto, pero las señales sutiles se ve que no las pillábamos.

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