En paliativos tampoco

Tan mal están las cosas, que ni morirse puede uno con dignidad en estas Islas porque, al parecer, Canarias se encuentra entre las comunidades autónomas con un servicio de cuidados paliativos más escaso. Se cuenta con una sola unidad por cada 150.000 habitantes o más, según puso de manifiesto la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria en el marco de las II Jornadas Nacionales de Cuidados Paliativos. 
 
En Lanzarote, la escasez, de haberla, no está reñida con la calidad en la prestación del servicio, ya que son muy reconocidas tanto la calidad humana como la profesionalidad del equipo de paliativos en la isla. No obstante, la Sociedad antedicha considera que el ratio idóneo de cobertura se establece en una unidad de cuidados paliativos por cada 80.000 habitantes. Es decir, Lanzarote precisa dos unidades.
 
Y lo más grave. En el transcurso de las Jornadas se puso de relieve que un médico de Atención Primaria gestiona ocho de cada diez  necesidades específicas de cuidados de una persona que se encuentra en la fase final de la vida. No es lo suyo, sin desmerecer la entrega y la profesionalidad de los médicos de familia, ya que tanto la muerte como su acompañamiento son asuntos demasiado serios y trascendentales como para dejarlos en manos de personas inadecuadas.
 
El manejo del dolor y otros síntomas, la atención en los últimos días o la eutanasia son cuestiones que están a la orden del día, además de ayudar a los propios familiares a despedirse. Una unidad de paliativos debe abordar muchos problemas y necesidades físicas, sociales, psicológicas y espirituales, por lo que se requiere una humanidad infinita, tiempo y capacidad de escucha, aspectos que no abundan en el Servicio Canario de Salud, y no es por falta de ganas del personal. De morir con consciencia mejor ni hablamos.

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