Top Secret, 23 de abril de 2019

En lucha

Si yo fuera un trabajador con mis condiciones laborales en precario, luchando cada mañana por no caer en la desmotivación y con la administración haciendo oídos sordos lo que menos me apetecería ver es a los políticos haciendo campaña a mi costa.Siga leyendo...

 

En lucha

Si yo fuera un trabajador con mis condiciones laborales en precario, luchando cada mañana por no caer en la desmotivación y con la Administración haciendo oídos sordos, lo que menos me apetecería ver es a los políticos haciendo campaña a mi costa. Porque encima de cornudo, apaleado. Dice el dicho. De natural, los políticos que nos está tocando sufrir en estos tiempos se estiman mucho más a sí mismos que a sus semejantes, o sea a todos nosotros, el resto de la población. Pues ahora imagínese a esos personajes en la recta final de la campaña electoral en la que está en juego un contrato laboral de cuatro años. Más de cien meses de buen sueldo, incluyendo las pagas extras, sin horarios, ausencia de jefe que te controle, dietas pagadas, hoteles incluidos, auxiliares que te cogen los recados y bedeles tratándote de usted todo el rato. No tienen ningún reparo en sacarse la foto al lado de quien sea. Incluso de aquellos que peor lo están pasando. Con más razón con aquellos que peor lo están pasando. Aunque no esté en su mano aliviarles la situación.

Fotos absurdas

Las mejores fotos en campaña electoral son aquellas que no se ven. Bien que no se han hecho, bien que no se han publicitado. Aunque cueste creer, existe el político que se acerca a individuos y colectivos interesándose por su situación. Y que se ofrecen a tratar de echar una mano. Que incluso luego, en el ejercicio de su cargo, se acuerdan de echársela. Pero son minoría. Los que más abundan, como las cosas vulgares, son los del “si te he visto, no me acuerdo”. Aburre tanto postureo. Indigna tanto engaño. Quizá falten más ideas y sobren las fantasmadas. E, insistimos, estaría bien que los candidatos que Lanzarote ofrece a estas elecciones generales, hablaran más de lo que les gustaría que su partido, de llegar al Gobierno, estaría dispuesto a hacer en la isla. Escucharles defender, en muchas ocasiones con la lección muy mal aprendida, lo que desde Madrid o Tenerife les dicen que repitan como loritos, da hasta sentimiento. Si en lugar de uno de ellos, cualquiera, trajésemos una señora de Albacete, esta diría exactamente lo mismo que dicen los nuestros y ni notaríamos el trueque. Quizá por el acento…

El alto cargo

Hace escasos días un ciudadano anónimo nos comentaba, con cierto asombro y hasta un punto de admiración, cómo había visto en un modesto puesto de trabajo a quien, hasta hace poco, ostentaba una serie de notables responsabilidades públicas. El hombre ponía en valor el hecho de que un político más o menos importante estuviera de vuelta a su silla tras el mostrador.  Tratamos de hacerle ver que lo asombroso del caso era justo al revés. Cómo alguien de formación modesta, por ser generosos, que no le da para más de lo que le da en su vida “de civil” ha llegado a ostentar responsabilidades tales como para regir los destinos de un montón de gente y manejar presupuestos millonarios. Parece que la reflexión hizo mella porque el anónimo ciudadano, viéndose reflejado en el ex cargo público (con el que igual compartió clase y suspensos en su día) también se asombraba de lo lejos que había llegado. Y de lo poco que tardó en volver.

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