Opinión

En defensa de la universidad canaria

En defensa de la universidad canaria

En Canarias, supera la prueba para el acceso a la Universidad (EBAU) quien lo merece y con la nota que merece. Esta es una verdad que todo el mundo, dentro y fuera de las Islas, debe tener clara. Como consejera de Educación y Universidades del Gobierno de Canarias no puedo dejar de pronunciarme públicamente ante lo que supone una descalificación del sistema educativo de las Islas y la puesta en duda de la honestidad o, cuando menos, de la valía profesional del profesorado universitario y de Bachillerato de las islas.
 
Me refiero a afirmaciones como las que ha realizado Ciudadanos para presentar una PNL pidiendo que se unifiquen las pruebas de acceso a la Universidad en toda España, criticando que en Canarias la media obtenida sea mayor que en Castilla y León, cuando cuando las Islas obtienen peores resultados según el informe PISA. Estas comparaciones donde mezclan conceptos incomparables no son sino la muestra de una profunda demagogia y falta de respeto al alumnado de Canarias, que trabaja muy duro para preparar las pruebas, y, sobre todo, al profesorado que las coordina y evalúa.
 
Es demagogia relacionar los datos del informe PISA con la EBAU y lo es porque relaciona dos pruebas que no tienen un solo punto en común:
 
1.- La EBAU es una evaluación curricular (de contenidos), mientras que PISA es competencial (capacidades matemáticas, de comprensión lectora y científica).
2.- La EBAU está basada en la legislación española y autonómica, mientras que PISA no tiene en cuenta las características curriculares del sistema educativo del país.
3.- En PISA participa el alumnado según su edad (entre 15 años y 3 meses, y 16 años y 2 meses), independientemente del curso en el que esté matriculado, mientras que en la EBAU participa, voluntariamente, solo aquel que ha superado el Bachillerato previamente.
 
Por lo tanto, existe un porcentaje significativo de alumnado que participa en PISA y que no hace la EBAU, lo que ya sería un factor suficiente como para demostrar la demagogia que supone vincular linealmente los resultados de una y otra prueba.
 
Como bien sabe -o debería saber- esa formación política, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte establece, a través de una Orden Ministerial anual, las características, el diseño y el contenido de la EBAU, así como las fechas máximas para su realización. En esta orden se incluyen las matrices de especificaciones que establecen la concreción de los estándares de aprendizaje evaluables, que se indican en la normativa curricular estatal de la etapa, asociados a los bloques de contenido. Las pruebas deben incluir, al menos, un 70% de los estándares de estas matrices, pudiéndose completar con otros estándares curriculares. Es decir, es el Estado el que fija un mínimo para las pruebas a nivel estatal, que deben contemplar todas las CC.AA. y, en el caso de completar ese mínimo, todo debe estar referenciado a la normativa curricular estatal.
 
Por lo tanto, ya existe un elevado grado de uniformidad y concreción en la prueba y, si lo que busca esta PNL es una nueva recentralización de la Educación en un Estado autonómico como el nuestro, nos van a encontrar de frente.
 
Pero lo más grave es, sin duda, que se insinúe siquiera que existe algún tipo de acuerdo entre todo el profesorado universitario y de Bachillerato que diseña, aplica y corrige las pruebas en Canarias, para que el alumnado de las Islas obtenga mejores notas que el resto. Es una afirmación inadmisible por la acusación que representa para empleados y empleadas de la Administración y las Universidades y completamente equivocada.
 
No sabemos si por buscar el apoyo en una determinada comunidad autónoma, Ciudadanos considera lícito desprestigiar lo que se hace en otras, pero desde luego no son de recibo las declaraciones en ese sentido, incluso de sus representantes en Canarias, señalando y poniendo énfasis en los datos negativos de las Islas y dando una imagen pública de nuestro sistema educativo que poco se corresponde con la realidad.
 
A estas personas que entran en comparativas poco deseables, sólo cabe recordarles que siempre hay cifras que pueden no gustarles en el mismo sentido. Lamento que hayan puesto a Castilla y León, con cuyo Gobierno mantenemos unas magníficas relaciones, como perjudicada en esta comparativa, pero hemos de señalar que Canarias, entre el año 2009 y el 2015, último del que se tienen datos, fue la comunidad autónoma que más mejoró sus resultados en PISA. De hecho, subimos 17 puntos en Matemáticas, 35, en comprensión lectora y 23 en Ciencias. La media española fue de 3, 15 y 5 y la de Castilla y León, de 4, 19 y 4.
 
Pero no sólo eso, puestos a hacer comparaciones que no tienen que ver, en Castilla y León la tasa de abandono escolar temprano al final de 2017 fue la misma que en 2015. En Canarias, bajamos la tasa en 4,4 puntos porcentuales.
 
Si tenemos en cuenta que numeroso alumnado que hizo el estudio de PISA en 2015 cumplió la edad para hacer la EBAU en 2017, que en estos dos años queda demostrada la mejora, evolución y mayor interés por el estudio del alumnado canario y que los parámetros de las islas mejoran a un mayor nivel, nosotros podríamos afirmar también de forma lineal que aquí se hacen las cosas mucho mejor que en otras comunidades y que fruto de ese gran impulso a la Educación en las Islas las personas que llegan a examinarse de la EBAU lo hacen con mejor preparación que en otro lugares.
 
Pero no lo afirmamos porque no es costumbre de esta consejera, ni de este Gobierno, hablar desde argumentos superfluos, extraídos a vuelapluma de publicaciones en prensa y, sobre todo, con un afán segregador, cuando nuestro objetivo primordial en el sistema educativo es la integración, la equidad y la inclusión.
 
Soledad Monzón Cabrera, consejera de Educación y Universidades del Gobierno de Canarias.

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