El retorno de Dimas

Foto: JL Carrasco.

No puede volver quien nunca se fue. Es lo que diría Dimas Martín, la persona insolvente que nada puede pagar a la justicia porque nada tiene. A su nombre. Vuelve, lo afirmo yo, con un rosario de acusaciones a quienes han permanecido en el Cabildo y ayuntamientos sobre las obras no ejecutadas o abandonadas. Pensará Martín que en otros tiempos se robaba pero se hacían obras y que ddD —después de Dimas— acaso sólo se roba. Es un decir.
 
El victimismo de Martín está fuera de toda duda, y lo ejerce con sus razones, las cuales deben sustentarse en que fue un alumno aventajado y no hizo más que aplicar el modus operandi de otros en su acción política. Por ello no alcanza a comprender por qué está juzgado y encerrado y a sus maestros no les cayó ni una reprimenda.
 
Es bien conocido que la política ha hecho algunos ricos, y ahí hay categorías. De Dimas, al que suponemos como un rico oculto, explicamos cómo no llegó al club de los poderosos, y esto es, porque dejó de ser discreto, y su vanidad y descaro amenazaba toda la estructura. Yo creo que en esta isla no fueron originales —ni decentes— y lo que intentaron fue actuar como se venía haciendo en las otras.
 
La corrupción ni empezó con Dimas ni ha acabado con él
La corrupción ni empezó con Dimas ni ha acabado con él, no tengo dudas, porque detraer recursos públicos de las obras que se ejecutan es lo que es, y lo que se hace, y no se puede llamar de otra manera que robo. En este asunto, Dimas puede entender íntimamente que es tan culpable como otros que no fueron imputados en causa alguna, pero se habían blindado convenientemente y de ahí su rabia. Cree estar pagando por todos ellos.
 
No sé si su irrupción nuevamente en la vida pública, aunque sea con una carta, supone que prepara algo. De ser así, habría que temerle, porque el pueblo es conscientemente olvidadizo. Más cómplice que olvidadizo, y siempre está a la espera de obtener un beneficio y Dimas es un maestro en zascandilear y prometer. Y en incumplir, y el pueblo en ser un poco botarate cuando vota.
 
¿Cómo es Dimas? Todo un misterio, pues se presenta con tantas caras como un prisma, donde determinadas habilidades se mezclan con falta de escrúpulos, ambición y temor de Dios. Sí, creencias en poderes sobrenaturales que le ayudarían a seguir medrando. No se explica, si no, que apelara a una promesa hecha en el santuario de Los Dolores, como motivo para realizar una obra eludiendo la ley. Debió prometer ante la Señora que haría un baño para que los fieles dejaran sus orines junto al templo, y su fe en el interior del mismo. No sabemos a cambio de qué, pero mucho no le ayudó, acaso porque los santos no sean tontos ni tengan los dobleces de algunos creyentes.
 
Está Dimas para poco ejemplo a no ser que renazca redimido
Aún no ha culminado su venganza contra CC. La empezó colocándole varias bombas de relojería que al poco reventaron llenándolo todo de mugre. Isabel Déniz, se llamaba, se llama una, aventajada alumna que casi superó al maestro, pero en campo de juego ajeno, esto es en las filas de CC. En el PIL, todo estaba tan controlado que no era posible meter la mano sin que el jefe se enterara. En todo caso, se metía con la autorización expresa, y es ahí donde entra en juego Ubaldo Becerra.
 
De la relación de obras nunca ejecutadas a las que Dimas hace referencia, algunas son de carácter viario. Había que celebrar que nunca se ejecutaron, porque con el tiempo nos vamos percatando que a más carreteras más vehículos y todas colapsadas. Le diría, ya no a Martín, sino a quien toque gobernar próximamente, que no reclame nuevas vías, sino una actuación sostenible relacionada con la movilidad de la población. No hay otra si queremos que la isla sobreviva. Los ejemplos de otras comunidades cercanas nos deben hacer recapacitar. Y con la ampliación de la pista aeroportuaria, un tanto de lo mismo.
 
Está Dimas para poco ejemplo a no ser que renazca redimido y reconociendo que, sólo o por intersección divina, ha cambiado. Ello debería suponer el reconocimiento de sus malas acciones pasadas, cosa que no hace. Una persecución y siete condenas injustas, dice. Puede que hasta se lo crea. Y yo dándole juego escribiendo esto.

Comentarios