El pintado de la Avenida

Reconozco no saber nada del proceso de elaboración del proyecto de acondicionamiento de la Avenida. Del mismo modo que declaro sentirme satisfecha  de que vaya a existir un proceso de participación vecinal sobre tal asunto. Estaré en él, y lo haré en calidad de vecina,  para opinar sobre círculos, colores, bichos, y demás recursos estéticos para que mis conciudadanos, mis niños, y yo misma nos apropiemos de la calle. La misma calle que, llena de topos, fauna y colores, abrirá al tráfico el próximo alcalde, de salir CC o PP en la próxima convocatoria electoral, para que coches y ciclistas se estampen contra las farolas tras tamaño embriague. 
 
CC lo dejó claro hace recientes fechas y el PP, en boca de su presidenta insular, ha desbarrado un tanto con su idea de ciudad para los coches. Esos sí, la ciudadanía le importa sólo los fines de semana y festivos, cuando los comercios cierran.
 
A lo que realmente aspiraría es a que el equipo de gobierno municipal, una vez abierto un periodo de información pública para que opinemos sobre el proyecto presentado,  realmente esté atento a lo que surja de este proceso. Que antes de ejecutarlo, les contemos qué sensaciones nos causa esa intervención, en tanto que depositarios del espacio público, y cómo responden nuestros sentidos a tan singular actuación. Y, de todo ello, que sean ágiles para realizar las modificaciones a que hubiera lugar.
 
Si algo demanda el espacio público es sosiego, armonía y belleza

Como un primer apunte, tomen nota de que las intensas radiaciones solares que se producen en las Islas, reflejadas en los colorines del suelo acabarán con la población crispada y cegata y lo que van a conseguir con ello, de realizarse así, es justo el efecto contrario. Porque, claro, les va a costar muy poco convencerme a mí de que la calle hay que apropiársela, patearla y cuidarla. Y por mucha pintura que le pongan, igual la receta es otra, tal que se ahorren los botes de pintura y que la luz del sol  sea quien pinte el suelo cuando atraviese las copas de unos soberbios árboles. Que flores de colores alfombren el pavimento cuando los tuliperos florezcan en diciembre, cuando las jacarandas lo hagan en agosto, las tipuanas en mayo o los brachichitos cuando les toque. Es un decir.
 
Lo de los maceteros, reconozco que siempre me sobran, como me sobra el descuido en su mantenimiento, o las permanentes manchas de orín de los canes. Porque donde tanto suelo hay para agujerear que se quiten las jardineras.
 
Si algo demanda el espacio público es sosiego, armonía y belleza, amén de sentido común para todo lo anterior. Lo digo por la apuesta cromática del PSOE. Sobre CC y por el PP, también, porque clara, lo que se dice clara, así es la posición que han manifestado, esto es, que le importamos un pimiento.

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