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El Mercadillo, un señor edificio en Arrecife

Una fecunda vida social y cultural convirtió a La Democracia en la institución civil más importante de Lanzarote en el siglo XX.
El Mercadillo, un señor edificio en Arrecife

Un señor edificio el del Mercadillo de Arrecife. Por su porte y por la historia que alberga, ya que fue la sede de la Sociedad Democracia hasta que se trasladó a su actual ubicación, ya en propiedad de la centenaria institución, frente al parque Islas Canarias. 
 
Construido a principios del XIX por una familia de agricultores que se enriqueció con el comercio de la barrilla, a finales de la centuria se alquilaron algunas de sus estancias. A mediados de la década de los ochenta del XIX y hasta 1967, el inmueble acogió a la Sociedad Democracia. En la actualidad alberga diversas actividades comerciales.
 
La Democracia se estableció en esta vivienda a finales del XIX
Fundada en 1850, La Democracia tuvo varias sedes hasta que se estableció en esta vivienda familiar señorial urbana situada en la calle Real. El edificio, único en la isla, se organiza en torno a un gran patio central cuadrado, descubierto en su origen, con galerías perimetrales en sus dos plantas. En tiempos, muy novelera la superior, por cierto. Las características y dimensiones de esta construcción permitieron a La Democracia realizar actividades de todo tipo, desde teatro a proyecciones de películas, sin desdeñar los animados bailes que protagonizaron varias generaciones de lanzaroteños. No pocas parejas establecieron sólidos lazos entre sus paredes.
 
Una fecunda vida social y cultural tuvo lugar en este lugar durante varios decenios, convirtiendo a La Democracia en la institución civil más importante de Lanzarote en el siglo XX, lugar que ya ocupó en la segunda mitad del XIX. Con el fin de desarrollar mejor su prolífica y variada actividad, la sociedad acomete diversas reformas en el edificio. Así, el techo del patio se instala en 1949, sobre el espacio más importante de la entidad ya que era el salón principal de baile, aunque también se impartieron conferencias y hasta hubo riñas de gallos.
 
Los elementos discordantes del edificio son comunes en toda la ciudad
Todavía hoy, al interior del edificio se accede a través de un zaguán, reconvertido en una mini galería comercial a ambos lados. En torno al patio, ocupado por las mesas y sillas de una cafetería, se articulan las dependencias del edificio, en la actualidad con usos comerciales. Desde la planta baja se accede por una escalera de madera de dos tramos a la planta alta, a cuya galería dan otros establecimientos comerciales. La galería inferior del patio sostiene con columnas talladas toda la superior, donde sobresale la carpintería, hoy oculta bajo gruesas capas de pintura.
 
Los elementos ornamentales originales de la fachada se esconden tras sucesivos albeos, destacando el remate de una cornisa de piedra basáltica labrada. En su origen, las puertas de los comercios que dan a la calle Real eran huecos de ventanas, pero se abrieron con fines obvios. Los elementos discordantes del edificio son comunes en toda la ciudad: cartelería y rotulación, cables en la fachada, toldos y puertas metálicas. Con todo, el inmueble es soberbio. Un señor edificio.

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