Top Secret, 28 de septiembre de 2018

El juego de Lanzarote

El juego de Lanzarote
Hace unos días nos hicieron llegar la iniciativa de un emprendedor que ha creado un juego de mesa al que ha llamado 'El juego de Lanzarote'. Nuestra curiosidad se impuso y quisimos conocerlo, pero nos pudo la imaginación... ¿Cómo sería 'El Juego de Lanzarote' en la vida real? En el pasatiempo creado por Javier García, los jugadores tienen que ir recorriendo lugares emblemáticos de la isla hasta completar un recorrido predeterminado por el azar. El mayor peligro al que se enfrenta y que, por tanto,  puede hacer peligrar la misión es la erupción de un volcán que, en el juego, se representa por una ficha con esa forma que los demás jugadores tratarán de acercarla a ti para desposeerte de cuanto hayas conseguido hasta ese momento y, además, dejarte un turno sin tirar. ¿Cuáles serían los peligros de El Juego de Lanzarote “real”? Nos tememos que lo de menos sería la amenaza de erupción de un volcán y, caprichos de la naturaleza aparte, el mayor peligro que nos acecha tiene que ver con el factor humano. Ajeno a la mano del hombre el mayor estropicio de las últimas décadas ya sido la tormenta tropical Delta que fue más molesta cuanto más trataban los políticos de paliar sus efectos. Porque el enemigo público número uno de Lanzarote son, en efecto, sus malos gestores. Que hay unos cuantos.
 
Los villanos
Los llamados “políticos” no son sino hombres y mujeres que, en un momento determinado, quieren echar una mano para que el lugar en donde viven progrese y las gentes que allí habitan mejoren su calidad de vida. Esa es su función. Lejos de cualquier otra cosa que no sea trabajar para la comunidad. Eso en la teoría. En la práctica, ya se sabe, el político mira más para si mismo que para la ciudadanía. Lo pensaba ayer mientras veía imágenes de la celebración del 50 Aniversario de Juan Toledo S.L. Ellos y ellas elegantes a más no poder. La pregunta es: ¿Por qué fueron invitados? ¿Por lo que son o por lo que representan? Evidentemente alguno habría con lazos ajenos al acta de concejal o consejero. Pero en otros casos de no ser porque se sientan en el salón de plenos de una institución jamás serían invitados no ya al aniversario de un concesionario de automóviles, sino a otras cuestiones de mayor relevancia. El traje de concejal (o de consejero/a) dota de relevancia a quien lo porta. Y, de paso, lo confunde. El (la) importante no eres tú, colega; es el cargo que ostentas y la manera en que lo puedes usar para mejorar la vida de todo el que te rodea. No simplemente la tuya.
 
Su propio culo
El ejercicio de la política en Lanzarote hace tiempo que se ha convertido en un salvarse su propio culo. El de ellos y ellas que han descubierto el dolce far niente de la cosa pública y hacen malabarismos con tal de no soltar la teta. Incluso nos quieren hacer creer que son buenos en lo suyo. Y, ciertamente, Lanzarote ya existió antes y, afortunadamente, les sobrevivirá. Con creces, además. Por tanto en ese hipotético Juego de Lanzarote en la vida real, los peligros serían esos concejales o consejeros/as  raterillos, aquellos otros vagos, los de más allá que se achantan cuando sus superiores políticos (de Gran Canaria o Tenerife les dicen ¡a callar!)... o los que se pliegan a los empresarios de turnos que jamás han precisado presentarse a las elecciones porque ya tienen en la mesa política quienes les ejecuten proyectos. Eso sí, cantan como almejas: al poco de tomar posesión empiezan a “vestir raro”; tiempo después cambian de coche, más tarde de piso e incluso los hay que de pareja. Da la sensación de que la calidad de vida que mejora ostensiblemente es la suya propia, no la de la comunidad a la que dijeron que querían cambiar. Dicho esto, el juego de mesa en www.eljuegodelanzarote.com

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