El gen de la supervivencia

El gen de la supervivencia

Lanzarote siempre ha sido una isla acostumbrada a la supervivencia. Ataques piráticos, sequías, hambrunas, plagas, erupciones volcánicas… han traído la miseria a esta isla durante siglos. Sus pobladores se han curtido en miles de batallas para poder salir adelante en los tiempos difíciles. Aunque en las últimas décadas hayamos vivido en una bonanza económica y social sin precedentes en la historia de Lanzarote, bueno sería recordar que no siempre fue así.
 
Los lanzaroteños han desarrollado el gen de la supervivencia lo que les ha permitido adaptarse a las adversidades. Así se crearon las maretas y aljibes para almacenar el poco agua que caía del cielo, se aprovecharon las cuevas volcánicas como refugios contra las invasiones moriscas en busca de esclavos o salíamos a la mar en busca de sustento.
Si nuestros antepasados no se rindieron no vamos a ser nosotros ahora los que tiremos por la borda su titánica labor
 
Y si había que volver a convertir en fértil la tierra quemada por la lava de los volcanes pues ahí estaban los hombres y mujeres para crear con mucho esfuerzo los enarenados y los hoyos y socos de La Geria. Nunca fue fácil. Lanzarote ha sido sinónimo de pobreza hasta bien entrado el siglo XX. Una isla olvidada en el Atlántico, en la que solo se oía el viento y los lamentos de sus habitantes. Aprendimos a vivir en la escasez y aprovechando al máximo los pocos recursos que nos daba la naturaleza.
 
Ahora una nueva desgracia se cierne sobre la isla. Un maldito virus que está haciendo temblar nuestra economía y poniendo en peligro el estado de bienestar logrado en las últimas décadas gracias fundamentalmente al turismo. 
 
Tendremos que volver a resistir. Si nuestros antepasados no se rindieron no vamos a ser nosotros ahora los que tiremos por la borda su titánica labor. Está en la genética de todos los que aman y sienten como suya esta hermosa tierra. Es el ADN conejero.

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