Opinión

El clan político, la más dañina epidemia para Canarias

El clan político, la más dañina epidemia para Canarias

Mientras el clan de la clandemia, con su comité de expertos (al cubierto) toman sus decisiones y restricciones sin conocimiento científico alguno, países como Holanda, ubican a reconocidos expertos sanitarios en la toma de decisiones cruciales para el bienestar, la seguridad y la salud de sus habitantes.
 
Datos políticos destruyendo la economía de un país como España, un presidente del gobierno de Canarias reuniéndose con sus alcahuetes de partido y coalición, y una presidenta del Cabildo limitando las libertades de los canarios, no realizando los controles adecuados para gestionar una epidemia, y un número infinito de medios de comunicación esponsorizados postulando datos supuestamente irreales, y coaccionando mental y psíquicamente a todos y cada uno de nuestros residentes.
La incompetencia siempre deriva al desastre, pero la irresponsabilidad tiene como mayor consecuencia la desgracia
 
En paralelo, continúan llegando verdaderos contagiados del continente africano (con mayor indicé mundial e incontrolado de covid-19), y aun estos incompetentes de clandemia no toman las medidas adecuadas para proteger a los residentes canarios que los han ubicado en sus puestos de gobierno. Arrecife de Lanzarote con un sistema de saneamiento precario, con fugas y peligroso, y en la alcaldesa de la tercera ciudad mayor de Canarias, se alardea de su buena gestión, mientras las calles de la ciudad capitalina rebosan de basura y suciedad.
 
Haría, un municipio encantador, dirigido por otro miembro de esta clandemia, ubica piedras en las entradas de las playas norteñas de Lanzarote (autoridad que no le compete), y al  mismo tiempo ubica a contagiados de covid en las antiguas escuelas de primaria del pueblo de Máguez.
 
En definitiva, un clan de incompetentes que juegan con la seguridad, la protección y la salud de todos los residentes canarios. Sepan ustedes grupos de gobierno de nuestras instituciones que la incompetencia siempre deriva al desastre, pero la irresponsabilidad tiene como mayor consecuencia la desgracia.

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