ARRECIFE

El cierre de la Avenida protagoniza el debate electoral en Arrecife

El comercio no se resiente por las restricciones impuestas a la circulación motorizada, sino por las profundas transformaciones que se están produciendo en el sector.

El cierre de la Avenida protagoniza el debate electoral en Arrecife

Unos quieren que siga cerrada al tráfico convencional, y otros quieren su reapertura en el sentido sur-norte para facilitar el acceso al centro comercial Marina Lanzarote, situado junto al espigón de la bahía de Naos. El caso es que la Avenida Marítima de Arrecife ha focalizado el debate electoral en Arrecife, no sólo durante esta campaña, sino durante los últimos tiempos.
 
Las ventas del pequeño comercio tradicional se desmoronan en la Avenida Marítima y en el centro Arrecife. Pero lo mismo sucede en todos los centros comerciales tradicionales que han sido peatonalizados de Canarias y en el resto del Estado. La razón no es atribuible a las restricciones impuestas a la circulación motorizada, sino a las profundas transformaciones que se están produciendo en el comercio en los últimos años.
 
El comercio en Internet está creciendo a una velocidad vertiginosa
Las ventas del comercio tradicional han caído en España por importe de cerca de 30.000 millones de euros desde que se desató la crisis, un jugoso trozo del mercado que ha ido a parar a las medianas y grandes superficies y las ciber plataformas. Por ello, la pequeña tienda de proximidad se ve seriamente cuestionada por las transformaciones que se están produciendo en la oferta, que tiende a concentrarse en las afueras de las ciudades buscando accesibilidad y facilidades a la hora de aparcar. Y también por el comercio en Internet, que está creciendo a una velocidad vertiginosa.
 
El pequeño comercio tradicional se ve en la tesitura de reconvertirse o echar la persiana por falta de clientes. Las droguerías o los videclubs cerraron en su momento, pero en su lugar se instalaron otros comercios. Lo mismo sucede hoy día, ya que las cifras indican que la capacidad de adaptación del comercio es grande. En 2008, había censados en la isla 1.428 comercios y en 2016 la cifra subió a 1.747, con una profunda crisis entre medias. Con todo, los pequeños comerciantes autónomos están en declive porque no pueden competir con unas plataformas de logística y comercio electrónico que no conocen bandera alguna y arrasan con el clásico tendero de la esquina.
 
El retroceso en ventas y número de empleos se está registrado en todos los subsectores
En el mismo período 2008-2016, el sector del comercio perdió mil efectivos en la isla, pasando de 10.776 a 9.725 trabajadores. El retroceso en ventas y número de empleos se está registrado en todos los subsectores, desde la alimentación a la ropa y el calzado, pasando por las tecnologías de la información y la comunicación. Esta regresión de la tienda tradicional se produce a la par que ha crecido ligeramente el gasto de los hogares, lo cual confirma que está aumentando el volumen de otras formas de venta.
 
Así las cosas, no queda otra que formarse y especializarse o morir. Este es el desafío que tiene ante sí el pequeño comercio tradicional de proximidad, ya que el consumidor tiene numerosas posibilidades de elección en tiempo real a la hora de realizar una compra. Cantidad, calidad y precio son variables que un cliente puede conocer en un instante. Por eso, la apuesta por la calidad y la proximidad ofreciendo un servicio personalizado son las opciones que tiene ante sí el pequeño comercio, porque en cuanto a cantidad y precios no puede competir ni con el comercio electrónico ni con las grandes superficies.
 
De fondo se está produciendo otro fenómeno, que es la reconversión de los centros comerciales tradicionales de los núcleos urbanos. Unos bajan la persiana y caen los precios de venta y alquiler de los locales comerciales, pero este fenómeno atrae a otros emprendedores con nuevas ideas y proyectos de negocio. Pero, con levantar la reja y esperar sentado a que entre un cliente ya no se va a ningún lado, y mucho menos esperar a que sea un coche el que entre a comprar en la tienda.

Arrecife, campo de batalla político y empresarial

La agudización de la crisis del comercio tradicional en Arrecife ha convertido la ciudad en un campo de batalla político y electoral abanderado por la demagogia. Hay quien enarbola que el cierre de la Avenida Marítima de Arrecife al tráfico rodado masivo está afectando a las ventas de los negocios de toda la zona, sin poner sobre la mesa la creciente predilección por Internet y un hecho crucial y muy reciente: la apertura en la ciudad de un centro comercial abierto junto al espigón de Naos. 
 
Inaugurado a finales de 2014 y con una superficie comercial de diez mil metros cuadrados, el centro comercial Marina Lanzarote es el principal competidor del comercio y la hostelería convencionales del centro de Arrecife. La consecuencia es que la oferta se ha duplicado e Internet está arrasando, mientras que la demanda es prácticamente la misma, turistas de cruceros incluidos. He aquí la explicación.
 
Cada vez cierran más comercios y en los locales, ahora vacíos, cuelgan carteles de ‘se alquila’, y no sólo en la calle Canalejas. Esta realidad se aprecia en todos los rincones de la ciudad y en calles más o menos comerciales de toda la vida, a pesar de que hace muchos años que todas las voces autorizadas vienen advirtiendo que el comercio debe modernizarse y adaptarse a los nuevos tiempos. Sin embargo, la superficie comercial en Lanzarote no se ha reducido. 
 
En 2006, en la antesala de la crisis, la superficie comercial en la isla ascendía a 199.000 metros cuadrados, y, en 2017, había aumentado hasta los 243.000 metros cuadrados. Atraídas por un mercado sólido, en este período se han implantado varias marcas de renombre, sobre todo en el sector de la alimentación, con establecimientos de formato mediano y grande para la escala insular. 
 
El comercio electrónico de empresa a consumidor en Canarias crece a un ritmo enorme, y en 2016 su facturación se estimaba en 813 millones de euros, un 46% más que el año anterior. El comercio electrónico vino para quedarse. Entre los compradores, el precio y la comodidad se mantienen como las principales motivaciones para comprar por Internet. Otras razones son el ahorro de tiempo, la disponibilidad de una mayor oferta y la facilidad para comparar.

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