El campo de los lamentos

Volver al campo, pero a qué campo. ¿De verdad pensamos que con poner en marcha nuestro viejo Complejo Agroindustrial (ahora llamado de forma rimbombante, Complejo Agrotecnológico), abaratar el agua de riego para los cultivos o pagar a tiempo las subvenciones podemos contar con una verdadera industria agraria en Lanzarote? Sería un craso error.
Lanzarote tiene que estar a la vanguardia de la agricultura moderna
 
La agricultura y la ganadería no puede seguir siendo un trabajo de fines de semana o una profesión para unos cuantos valientes. Una política integral debe comenzar, y no me cansaré de repetirlo, por la modificación y redefinición del Plan Insular de Ordenación del Territorio (PIOL) que fije unas normas claras antes de romperte el lomo y perder dinero en balde. De nada nos vale aprobar medidas si a la hora de la verdad no se pueden aplicar en nuestros enarenados. ¿O es que queremos seguir viendo un contenedor a modo de cuarto de apero en medio de una finca agrícola?
 
Lanzarote tiene que estar a la vanguardia de la agricultura moderna. Y para ello hay que empezar por contar con una auténtica Granja Agrícola Experimental (otro título ostentoso que le hemos puesto a unas instalaciones obsoletas) que lidere la formación de nuestros profesionales y la investigación con financiación y medios para mejorar nuestros cultivos sin perder su esencia o introducir nuevas variedades adaptadas a las condiciones de la isla.
La viabilidad del campo no debe estar reñida con la conservación de nuestro paisaje y nuestras tradiciones
 
El paternalismo hacia los agricultores y ganaderos y las viejas postales en blanco y negro de camellos  y de mujeres recolectando cebollas queda muy bien para un tuit o un like en Facebook. El campo se envejece y las nuevas generaciones huyen despavoridas de las tierras porque paradójicamente no les van a dar de comer. Y cuando dijo comer no me refiero a un potaje a la semana sino a su futuro para mantener a una familia, pagar una hipoteca, internet, vacaciones… es decir, lo que le reportaría otro trabajo convencional en Lanzarote.
 
Y luego hablaremos de mercados agrícolas (no de los cuatro puestos de cada fin de semana) o de una de red de riego de vanguardia y no de una manguera con agujeros. Porque si queremos que el campo no solo sea una imagen para la promoción turística debemos ser pioneros en una agricultura sostenible y ecológica pero sobre todo rentable económicamente y capaz de garantizar la exportación y el abastecimiento de una parte de la población.
 
La viabilidad del campo no debe estar reñida con la conservación de nuestro paisaje y nuestras tradiciones. No podemos condenar a los que quieran vivir del campo y de la ganadería a seguir siendo ciudadanos de segunda que solo viven del lamento. Su condena es la nuestra.

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